Es un desafió recorrer los poco más de 800 kilómetros que haremos de viaje, pero lo hermoso es que nos internaremos en lo profundo del paisaje, la belleza y las tradiciones de esta región que alberga a nuestro mas representativos pueblo originario. El pueblo Mapuche.
Poco antes de las 11 de la mañana de ese día iniciamos nuestro recorrido que no lleva directamente a la zona mas top del turismo chileno. El apetecido balneario de Pucón.
Después de detenernos un par de veces en la carretera para servirnos un refrigerio y "estirar las patitas", llegamos a Villarrica.
Se que la ciudad guarda un encanto especial. El majestuoso volcán y lago del mismo nombre son sinónimo de belleza del paisaje. Lo mismo la arquitectura de los edificios en torno al lago, pero acostumbrados al cautivador paisaje de lago y volcán que nos rodea diariamente en Frutillar encontramos con "poca gracia" el paisaje de Villarrica.
Por la hora en que llegamos, buscamos un lugar donde comer; y es así que llegamos a un restaurante familiar muy pintoresco, atendido por una familia trabajadora que con un empeño único y también una excelente atención, nos ofrece un variado menú de platos típicos de la cocina chilena. Unas ricas sopaipillas "sureñas" con pebre, la infaltable cazuela de vacuno, pastel de choclo, humitas, un no muy típico salmón al vapor, ensaladas surtidas y los infaltables pollo asado con papas fritas o carne asada con puré de papas “mapuches” o arroz, amen de otros platos que ahora no recuerdo en la oferta.
Por $1.590.- por persona comemos excelentemente bien. Y tan sabroso todo que me repito un plato.
Continuamos nuestro viaje por un hermoso camino que bordea la orilla sur del lago Villarrica, pasando por diferentes localidades con playa al lago, hasta llega al exclusivo Pucón.
La ciudad de Pucón tiene muchísima similitud con la argentina Bariloche. Sus construcciones, su distintiva arquitectura la convierten en el comentario obligado de quienes la visitan.
Al estacionarnos en la plaza completamos 300 kilómetros desde Frutillar hasta acá.
Después de un recorrido de dos horas por la ciudad emprendemos rumbo hasta la capital regional de la Araucanía. Temuco, con 125 años de historia. La antigua frontera del mundo mapuche con el chileno.
La ciudad es grande y moderna. Con un pujante crecimiento, en que se distinguen el cerro Ñielol, su plaza de armas y un moderno y envidiable mall. El Portal de Temuco, en donde la clase más privilegiada hace gala de su poder adquisitivo y disfruta de las innumerables ofertas de tan prestigioso centro comercial.
Después de contactarme con una tía que no veía desde mi niñez, pasamos la noche en su acogedor hogar. La Tía Zoila casi no ha cambiado. Tal vez se encuentra con unos poco más años, pero sigue siendo la misma simpática y agradable persona que conocí.
Nos atendió como reyes. Fue un gusto estar en su hogar y saber de mis “primas” Cristina, Carmen y la casi desconocida Carolina (ella era una bebita la última vez que estuve en su casa).
Casi cerca del mediodía del domingo emprendemos viaje a la zona menos turística de Arauco. A la zona más indígena de la región. Hacia la costa frente a Temuco.
Continuará....
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