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domingo, 28 de agosto de 2011

La Diferencia que... Marca la Diferencia

Los deseos primarios de toda persona son ganar más dinero, progresar y ser felices. Una forma efectiva de lograr estos anhelos es siendo ricos. Así como hay personas pobres y personas ricas hay países pobres y países ricos.





La diferencia entre los países pobres y los ricos no es la antigüedad del país. Lo demuestran casos de países como India y Egipto, que tienen miles de años de antigüedad y son pobres. 
En cambio, Australia y Nueva Zelanda, que hace poco más de 150 años eran casi desconocidos son, sin embargo, hoy países desarrollados y ricos.



La diferencia entre países pobres y ricos tampoco son los recursos naturales con que cuentan, como es el caso de Japón que tiene un territorio muy pequeño y el 80% es montañoso y no apto para la agricultura y ganadería, sin embargo es la segunda potencia económica mundial pues su territorio es como una inmensa fábrica flotante que recibe materiales de todo el mundo y los exporta transformados, también a todo el mundo logrando su riqueza.



Por otro lado, tenemos una Suiza sin océano, pero tiene una de las flotas navieras más grande del mundo, no tiene cacao pero tiene el mejor chocolate del mundo. En sus pocos kilómetros cuadrados, pastorea y cultiva sólo cuatro meses al año ya que el resto es invierno, pero tiene los productos lácteos de mejor calidad de toda Europa; al igual que Japón que no tiene recursos naturales pero da y exporta servicios con calidad muy difícilmente superable, es un país pequeño que ha vendido una imagen de seguridad, orden y trabajo, que lo han convertido en la caja fuerte del mundo.



Tampoco la inteligencia de las personas es la diferencia, como lo demuestran estudiantes de países pobres que emigran a los países ricos y logran resultados excelentes en su educación, otro ejemplo son los ejecutivos de países ricos que visitan nuestras fábricas y al hablar con ellos nos damos cuenta de que no hay diferencia intelectual.


Y tampoco es la Raza la que marca la diferencia pues en los países Centro Europeos o Nórdicos vemos como los llamados vagos del Sur demuestran ser la fuerza productiva de estos países, no así en sus propios países donde nunca supieron someterse a las reglas básicas que hacen a un "País Grande".


La actitud de las personas es la diferencia. Al estudiar la conducta de las personas en los países ricos se descubre que la mayor parte de la población sigue las siguientes reglas y acuérdense que el orden podría ser discutido sanamente:
  1. La Moral como principio básico
  2. El Orden y la Limpieza
  3. La Honradez
  4. La Puntualidad
  5. La Responsabilidad
  6. El Deseo de superación
  7. El Respeto a la ley y los reglamentos
  8. El Respeto por el derecho de los demás
  9. Su Amor al trabajo
  10. Su Afán por el ahorro y la inversión
¿Necesitamos más Leyes? ¿No sería suficiente con cumplir y hacer cumplir estas 10 simples Reglas? En Argentina y el resto de los países pobres, sólo una mínima (casi nula) parte de la población sigue estas reglas en su vida diaria.

No somos pobres porque a nuestro país le falten riquezas naturales o porque la naturaleza haya sido cruel con nosotros, simplemente nos falta carácter para cumplir estas premisas básicas de funcionamiento de las sociedades...

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Artículo original de Mariana Álvarez
malvarez@aba-argentina.com

Edición 74 Publicada en septiembre de 2000 en
AMBIENTE ECOLÓGICO
ISSN 1668-3358
www.ambiente-ecologico.com
Fuente original: http://bit.ly/nZemAD o
http://www.ambiente-ecologico.com/ediciones/074-09-2000/074-mariana-alvarez.html
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viernes, 26 de agosto de 2011

La Onda Verde

El siguiente artículo me llegó por correo, de parte de una amiga:

En la fila del supermercado, el cajero le dijo a una señora mayor que debería traer su propia bolsa de compras ya que las bolsas plásticas no eran buenas para el medio ambiente.


La señora pidió disculpas y explicó: "Es que no había esta onda verde en mis tiempos."


El empleado le contestó: "Ese es nuestro problema ahora. Su generación no tuvo suficiente cuidado para preservar nuestro medio ambiente."


Tenía razon -- nuestra generación no tenía esa onda verde en esos tiempos.


En aquel entonces, las botellas de leche, las botellas de gaseosas y las de cerveza se devolvían a la tienda. La tienda las enviaba de nuevo a la planta para ser lavadas y esterilizadas antes de llenarlas de nuevo, de manera que podían usas las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente las reciclaban.


Pero no teníamos onda verde en nuestros tiempos.


Subíamos las gradas, porque no había escaleras mecánicas en cada comercio y oficina. Camin ábamos al almacén en lugar de montar en nuestro vehículo de 300 caballos de fuerza cada vez que necesitábamos recorrer dos cuadras.


Pero tenía razón. No teníamos la onda verde en nuestros días.


Por entonces, lavábamos los pañales de los bebés porque no había desechables. Secábamos la ropa en tendederos, no en esas máquinas consumidoras de energía sacudiéndose a 220 voltios -- la energía solar y eólica secaban verdaderamente nuestra ropa. Los chicos usaban la ropa de sus hermanos mayores, no siempre modelitos nuevos. Pero esa señora está en lo cierto: no teníamos una onda verde en nuestros días.


En ese entonces teníamos una televisión, o radio, en la casa -- no un televisor en cada habitación. Y la TV tenía una pantallita del tamaño de un pañuelo (se acuerdan?), no una pantallota del tamaño de un estadio.


En la cocina, molíamos y batíamos a mano, porque no había máquinas eléctricas que lo hagan todo por nosotros.


Cuando empacábamos algo frágil para enviarlo por correo, usábamos periódicos arrugados para protegerlo, no plastoformos o bolitas plásticas.


En esos tiempos no encendíamos un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar el pasto. Usábamos una podadora que funcionaba a músculo. Hacíamos ejercicio trabajando, así que no necesitábamos ir a un gimnasio para correr sobre pistas mecánicas que funcionan con electricidad.


Pero ella está en lo cierto: no había en esos tiempos una onda verde.


Bebíamos de una fuente cuando teníamos sed, en lugar de usar vasitos o botellas plásticos cada vez que teníamos que tomar agua.


Recargábamos las plumafuentes con tinta, en lugar de comprar una nueva y cambiábamos las hojillas de afeitar en vez de echar a la basura toda la afeitadora sólo porque la hoja perdió su filo.


Pero no teníamos una onda verde por entonces.


En aquellos tiempos, la gente tomaba el tranvía o un omnibus y los chicos iban en sus bicicletas a la escuela o caminaban, en lugar de usar a la mamá como un servicio de taxi de 24 horas.


Teníamos un enchufe en cada habitación, no un banco de enchufes para alimentar una docena de artefactos. Y no necesitábamos un aparato electrónico para recibir señales de satélites a kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la pizzería más próxima.


Así que ¿no les parece lamentable que la actual generación esté lamentándose cuán botarates éramos los viejos por no tener esta onda verde en nuestros tiempos?




Hágale saber de esto a otra persona mayor a la que piense que le hace falta una "lección sobre conservación de parte de un jovencito".




La Onda Verde


(Gracias Antonella)

viernes, 12 de agosto de 2011

El martes torturaron a mi hermano (relato de una detención a un estudiante).

El martes torturaron a mi hermano (09/08/2011). Alrededor de las 13:30 horas mi hermano estaba en el Paseo Bulnes junto a un grupo de manifestantes cuando apareció un operativo de carabineros (el trío carro lanza gases, carro lanza aguas y bus de fuerzas especiales) a dispersar la manifestación. En ese momento no había actos de violencia ni vandalismo de parte de los que ahí se reunían.

Uno de los carros gaseó a la multitud, y en ese momento mi hermano comenzó a sacar fotos para dejar registro de lo que ahí sucedía: un detenido, alguna arbitrariedad, alguna brutalidad, cosas cotidianas que el gobierno llama "restablecer el orden", como si la violencia fuera parte de nuestro orden: acaso así sea, y más que eufemismo la frase sea una prueba de sinceridad.

Además de su cámara mi hermano llevaba dos tarjetas de árbitro: una amarilla y otra roja, como en el fútbol. Un juego.

Mostrar una tarjeta roja bastó para que el carro lanza aguas dirigiera un chorro sobre su cabeza. Resbaló, se desorientó, y mientras trataba de volver en sí vio como un piquete de seis carabineros de fuerzas especiales se dirigían a él. Se puso de pie. Trataron de someterlo y mi hermano forcejeó. Mientras un carabinero le apretaba el cuello los otros le hacían zancadillas y trataban de quitarle su cámara. Mi hermano mide 1,70 metros y es corpulento. Pero seis carabineros de fuerzas especiales es un exceso. Lo levantaron tomándolo de sus brazos y piernas y lo subieron al bus. ¿Por qué arrancar? En su ingenuidad su mayor preocupación era la cámara, que no era de él.

No sabía que en del bus lo iban a torturar. Arriba sólo habían carabineros, ningún civil. Lo tiraron al suelo y recibió golpes de pies y manos de todos los carabineros que subieron con él. La cámara se la quitaron y la destruyeron a machacazos. La memoria flash donde se guardan las fotos digitales se la quedó uno de los carabineros. Mi hermano fue valiente: no quería entregar la cámara, así que mientras lo pateaban uno de los carabineros tomó su cabeza entre sus manos y le aplicó presión en los ojos, hasta dejarlo semi inconsciente.

Mientras recibía esta paliza los carabineros gozaban. Lo humillaron por salir a marchar. Le dijeron: ¿no te gusta salir a marchar? Luego lo amenazaron: le dijeron te vamos a matar. Se lo dijeron varias veces mientras lo molían. Le dijeron si te vemos de nuevo en la calle te vamos a matar. Te vamos a reventar, oíste, ¿no te gusta salir a marchar? Mi hermano ya no sentía los golpes y sólo pensaba en que no podía ser: ¿acaso en realidad lo iban a matar? Les pidió por favor que no le pegaran más, les pidió que ya no más. Pero aún siguieron unos momentos. Después de un rato se cansaron y la golpiza terminó.

Las personas afuera del bus escuchaban los golpes adentro y comenzaron a gritar: ¡le están pegando!, ¿quién es, alguien sabe quién es? ¿cuál es tu nombre? ¿cuál es tu RUT?. Mi hermano recuerda haberlos escuchado pero no podía hablar, sólo atinaba a defenderse, a cubrirse de las botas, los puños, los palos. Hay una grabación de lo que parece ser el bus donde estaba mi hermano (http://www.lanacion.cl/noticias/site/artic/20110809/pags/20110809160745.html?fb_comment_id=fbc_10150335913195743_18526108_10150336950935743&ref=notif¬if_t=open_graph_comment#f3bb6acfbb4f8d )

Al fin todo terminó. Lo dejaron botado en el suelo del bus, aturdido. Después lo trasladaron a un retén móvil y lo tuvieron dando vueltas por Santiago. No le explicaron por qué lo detuvieron, ni le leyeron sus derechos, ni siquiera le dijeron a donde iba.

Llegó a la comisaría y ahí estuvo hasta las 23 horas. En el inter tanto lo llevaron a constatar lesiones: en la misma comisaría, un hombre de delantal blanco y estetoscopio era el doctor. Le miró un poco sus ojos heridos y ásperamente le dijo no tienes nada, ándate. En las horas en la comisaría vio decenas de detenidos. Varios niños de entre 10 y 12 años. Varios estudiantes. Solo dos tipos con el aspecto de los que siempre se ven destruyendo semáforos y robando locales comerciales. Vio a otros heridos, vio a uno que tenía las piernas quebradas.

Antes de soltarlo le presentaron unos papeles para que firmara. Mi hermano pidió leerlos. Le dijeron no puedes, firma y te vas. Si no firmas te quedas. Pero quiero leerlos, no puedo firmar algo sin leerlo. Si no quieres firmar te quedas. Después de 10 horas detenido por supuesto lo hizo, pero sin su firma.

Mis padres lo fueron a buscar y lo llevaron a una clínica para que viera a un doctor: lo vieron cuatro. El oftalmólogo le explicó que los efectos de la tortura que recibió variaban en condiciones normales desde un desmayo hasta un ataque al corazón. Además de sus ojos heridos tiene múltiples contusiones y dos costillas rotas. Afortunadamente las astillas no le perforaron los pulmones, una consecuencia común en caso de una paliza. Le advirtieron que debe mantener reposo durante la semana porque puede tener episodios de pérdida de visión.

¿Qué viene ahora? Mi hermano los va a demandar. ¿Qué va a pasar después? Todos sabemos. Ojala sea distinto. Un carabinero se quedó con su tarjeta de memoria. La cámara la destruyeron. No hay testigos de la golpiza. Ni siquiera sabe quiénes lo detuvieron. Sólo está la grabación de lo que parece ser su detención. Ahí se ve la patente del bus. Ese puede ser un comienzo.

Mientras estos cobardes liberaban tensiones con mi hermano, casi a la misma hora, a pocas cuadras, el lumpen destruía un edificio. Evidentemente detener esa acción no era una prioridad en la orden del día. Acaso porque esos en realidad son violentos. Y lo que se busca no es calmar sino provocar, tensionar, enervar, y al final, cuando respondemos indignados devolver una violencia mayor, incontrarrestable, dejando en claro cuál es el orden de la violencia: de nosotros hacia ti, no al revés. Ese es el orden que estaban restableciendo los cobardes que molieron a mi hermano.

Carabineros de Chile es uno de los instrumentos políticos que la élite está ocupando para amedrentar a la población, minimizar y ridiculizar sus demandas, y evitar cualquier cambio que arriesgue su posición. Los otros son los medios de comunicación, especialmente los periodistas de la televisión y los diarios. En las próximas semanas recurrirán a la mediación de los políticos de la Concertación para recuperar el control de la situación: estos de buena gana colaborarán a cambio de algún dinero, de alguna invitación a un matrimonio, de un directorio en una empresa o cobertura en los medios. Se agolparán para colaborar, porque los premios son pocos, y se reparten por orden de llegada.

Los imbéciles que roban, que destruyen, que creen que están viviendo su Mayo del 68, y los que se venden por migajas, y los que se aburren... a pesar de esos, ¡por favor!, mantengamos la confianza en que más allá de cualquier consideración, lo que observamos hoy es la lucha por una causa justa. Y en ella estamos solos: nadie nos va a regalar esa justicia que anhelamos -y que sabemos bien la forma que tiene. Por favor mantengamos la solidaridad entre nosotros, no nos abandonemos ni desconfiemos. Falta muy poco, es muy probable que ya hayamos pasado la mitad del camino.


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Publicado por Oscar Arias Rojas, el jueves, 11 de agosto de 2011 a las 16:16 hrs. en http://on.fb.me/oCe8Bn


Fuente original:
http://www.facebook.com/notes/oscar-arias-rojas/el-martes-torturaron-a-mi-hermano/10150291583784265

miércoles, 10 de agosto de 2011

Consejos para destacar en tu trabajo

Si estás recién integrándote a un entorno laboral esto te puede servir.


Comienza por ti.
Para que los demás (incluidos superiores y colegas) te reconozcan, debes primero reconocerte a ti mismo, valora lo que has logrado hasta el momento y la forma cómo lo has hecho. Intenta empoderarte de tu calidad profesional y destaca, convencido de que mereces que te valoren, al igual como tú haces con los otros. Siéntete bien con cada logro y date ánimo ante cualquier fracaso.


Recalca lo positivo.
Para comenzar con el pie derecho, debes destacar en los aspectos más básicos de un buen profesional, empieza por cuidar tu presentación personal, respetar los horarios, a tus superiores y subalternos. Intenta hablar sólo en el momento en que sean necesarias tus palabras o cuando alguien requiera de tu experiencia. No hables por hablar, ni busques parecer un sabelotodo, más aún si estás con tus jefes, pues más interesante es quien siempre tiene la palabra justa que el que habla todo el tiempo sólo porque sí. Piensa quién sería el elegido al momento de considerar un ascenso.


Busca innovar y aportar.
Un buen “elemento” es aquel que entrega lo mejor de sí a la empresa donde trabaja. Intenta contribuir con tus conocimientos y experiencia en pro de tu empleo, busca ideas innovadoras que podrían ser aplicables a éste. No sólo es un destacado profesional quien hace bien sus labores, sino que aquel que aporta con acciones y proyectos, demostrando con esto el compromiso adquirido con su empleo. Se proactivo y colabora con las soluciones y no con los problemas que pueda tener la organización.


No olvides destacar.
Puedes intentar ser muy proactivo o hiperactivo en tu trabajo, pero si no lo haces evidente de la manera correcta, estos esfuerzos no servirán de nada. Tienes que demostrar tus conocimientos y que también eres capaz de expresar buenas ideas. Pero... ¡atención, no sin antes estar preparado!, no hables por hablar ni preguntes por preguntar, estudia, introdúcete en el tema antes de poder opinar sobre él.


Trabajo en equipo.
Para surgir en el trabajo, no debes ser individualista, pues avanzar no significa atropellar o pasar por alto a los demás. Todo lo contrario, intenta liderar instancias para trabajar con tus compañeros, muchas cabezas piensan mejor que una y esto puede conducir a grandes logros. También te ayudará para aprender de las experiencias y conocimientos de los demás, engrandeciéndote personal y profesionalmente.


Enfócate en las metas.
Recuerda que estás en ese lugar para trabajar, no para ser testigo ni opinar de la vida de los demás, por ello es muy importante evitar hablar mal de cualquier persona en la empresa. Recuerda que nunca se sabe quien será el destinatario final de esa conversación de pasillo y nadie quiere transformarse en “ese” compañero de trabajo que todos tratan de evitar. Mantente al margen de estos conflictos, ésta es una actitud que tu entorno apreciará completamente.


Capacitación continua.
Finalmente, debes comprender que eres un aporte en la medida que sabes lo que haces, es por esto que siempre tienes que buscar el desarrollo profesional y personal, no dejar de aprender. Estudiar y actualizar los conocimientos a través de un postgrado, maestría o cualquier otra especialización, es de gran ayuda si realmente quieres ser imprescindible en tu trabajo.


Es muy importante que fortalezcan la inteligencia emocional: es decir ser capaz de identificar tus propias emociones y posibles efectos. Por otro lado, deben realizar una correcta autovaloración: conocer tus fortalezas y limitaciones propias. Finalmente, no olvidar la autoconfianza: un fuerte sentido del valor y capacidad propia. Daniel Goleman (autor del libro Inteligencia Emocional), determina que las condiciones intelectuales no son la única garantía de éxito en el ámbito profesional, sino tan sólo un factor, que unido a las necesidades emocionales cubiertas del personal como equipo, desarrollará el desempeño y los resultados de todo líder y trabajador, motivándolo emocionalmente a ser productivo.









Fuente Original: http://goo.gl/s7kFq