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lunes, 31 de diciembre de 2012

Discurso de Graduación 2012 de 4os Medios del Instituto Nacional


El siguiente discurso fue leído en la ceremonia de Graduación de Cuartos Medios 2012, por el Sr. Benjamín González, ex alumno de 4º medio F y presidente de mismo curso del Instituto Nacional, .

Textual a continuación: 

Don Jorge Toro Beretta, Rector del Instituto Nacional
Don Raúl Blin Necochea, ViceRector del Instituto Nacional
Doña Carolina Toha Morales, Alcaldesa de la comuna de Santiago
Padres, apoderados, amigos y compañeros
Autoridades Varias y Vagas

Tengan todos ustedes, muy buenos días.

Antes de comenzar a leer estas líneas, con motivo de la Licenciatura de los Cuartos medios 2012, mi generación, me gustaría pedir perdón. Perdón a quienes después de revisar un discurso que yo envíe semanas atrás  me autorizaron y dieron la oportunidad de leerlo aquí frente a ustedes. Disculpas porque las páginas que hoy leeré, son distintas a las de ese borrador. De otra forma no me hubieran dejado hacer este discurso. Disculpas y espero puedan entenderme.

Cuando me embarqué en la tarea de hacer un discurso con motivo de la Licenciatura, me encontraba con más dudas que certezas. ¿Qué digo? ¿Cómo, en cinco minutos, resumir mi paso por este colegio? ¿Cómo, en un discurso, intentar plasmar siquiera en su uno por ciento, la gama de sentimientos que poseo hacía El Nacional? ¿Cómo redactar algo, lo suficientemente digno para tan importante día?

En primera instancia, intenté hacer algo similar a los discursos que he escuchado, como presidente de curso, cada diez de agosto, en las ceremonias de aniversario del colegio. Hacer un breve repaso de la historia del colegio. Mi idea era empezar diciendo que el Instituto Nacional fue fundado como una obra del gobierno de José Miguel Carrera en 1813, tras la fusión de las casas de estudio del periodo colonial. Luego, tras la ofensiva de la Corona española por recuperar sus posesiones en América, e identificando al Instituto Nacional como un símbolo de la  soberanía y la lucha por la emancipación, deciden clausurarlo. Bernardo O’higgins, cinco años después, con la Independencia ya asegurada, lo reabre para seguir funcionando, sin interrupción, hasta nuestros días.

También pensé recordar que han sido Institutanos, 18 presidentes de la República de Chile. Entre los que destacan nombre como Pedro Aguirre Cerda, José Manuel Balmaceda y, el poco mencionado en los discursos, Salvador Allende.

Pero no. Hoy no vengo a repetir ni recordarles lo que ya todos sabemos. (Para más información leer el artículo del Instituto Nacional en Wikipedia, muy interesante) Ni tampoco vengo a hablar en representación de todos ustedes, ni siquiera represento, como presidente de curso, la voz de mis compañeros. Cosa que no quita, que puedan hacer suyas estas palabras. Así como en la televisión, advierto: Las opiniones vertidas en este discurso no representan necesariamente el sentir de mi curso, familia, amigos ni colegio. Este discurso me represente a mí y solo a mí. Yo soy su único responsable.
               
Hoy, vengo hablar de aquello que todos como Institutanos callamos. De aquello que la historia oficial prefiere olvidar y dejarlo fuera de lo público. De aquello de lo cual todos somos culpables: las autoridades por ocultarlo bajo el manto de la tradición o el amor a la insignia, los Institutanos fanáticos que avalan y defienden irracionalmente conductas que rozan en lo enfermizo y los Institutanos que reconociendo la enfermedad, no hacemos nada al respecto: ni irnos del colegio, ni intentar cambiar algo.

Cuando entré en séptimo básico y me dijeron que el gran Instituto Nacional llevaba 193 años de vida, saqué la cuenta y pensé que si no repetía ningún año saldría para el aniversario 199. Un año antes del famoso Bicentenario. Hace 6 años me dio tristeza e incluso, un poco en broma un poco en serio, pensé que sería una buena opción repetir para ser parte de la “Generación Bicentenario”. Hoy, con la perspectiva que el tiempo me ha dado, considero como un símbolo de mi paso por este colegio el salir un año antes de la Gran Fiesta: nunca me he sentido lo suficientemente Institutano como para soportar un año entero de chovinismo Institutano. Incluso, fue uno de los argumentos a favor cuando decidí pasar de curso el año pasado, el no estar aquí para el bicentenario. ¿Por qué?

Recuerdo claramente el segundo día de clases del 2007, cuando llegó una profesora, y nos empezó a contar la historia de este colegio, además de decir que del Instituto Nacional han salido 18 Honorables Presidentes De La República, nos comentó que también habían salido de esta institución importantes forjadores de la patria, que cuando nos pasaran Historia de Chile en segundo medio sabríamos. Sin embargo, luego de que en el preuniversitario me pasaran Historia de Chile (en el colegio no la vi más de un mes), reconozco que la profesora obvió el contarnos varios detalles.

Detalles como que entre los 18 presidentes de Chile, no son pocos los que tienen las manos manchadas con sangre de este pueblo. A modo de ejemplo, Institutano fue Pedro Montt Montt, presidente de Chile que dio la orden de asesinar a 3.500 salitreros en el Norte Grande, conocida actualmente como la mayor matanza en la historia de nuestro país (después de los 17 años de dictadura, claro) hablo de La Matanza de la Escuela de Santa María de Iquique. También a mi profesora se le olvidó mencionar que Institutano fue Germán Riesco Errázuriz, presidente de la República en el periodo del auge de la “Cuestión Social” destacando la matanza a raíz de la Huelga de la Carne, la cual dejó un saldo de más de 300 muertos en las calles del centro de Santiago. Previamente, destacan dos tristes hechos en la historia de Chile en que Institutanos también han sido actores principales. Fue un Institutano Manuel Bulnes Prieto, quien sofocó la Revolución Liberal de la Sociedad de la Igualdad, causando decenas de bajas. Fue Institutano también, Anibal Pinto, presidente de Chile, quien nos condujo a una absurda guerra contra nuestros hermanos peruanos y bolivianos por intereses oligarcas. Esta guerra, la Guerra del Pacífico, causó 3 mil bajas en Chile y más de 10 mil bajas en los países vecinos.

Diego Portales también fue Institutano. Para todo el que sepa un poco de historia, cualquier aproximación resultaría vaga en tratar de explicar las obras de él. Prohibió, so pena de cárcel, el participar en chinganas. Instauró una nueva forma de castigo para los “criminales peligrosos”, azotes públicos. Conocida es su frase: "Palos y bizcochuelos, justa y oportunamente administrados, son los específicos con los que se cura cualquier pueblo, por arraigadas que sean sus malas costumbres.".

Pero, para terminar con este breve, recorrido histórico por la “Historia no contada” de los ilustres Institutanos, quisiera concluir con un deseo: El próximo año hay elecciones presidenciales. Ojalá el número de presidentes Institutanos no crezca hasta los 19. Me daría vergüenza que Laurence Golborne, un Institutano que hasta hace 3 años era Gerente General de Cencosud, (a saber: Jumbo, Paris, Santa Isabel, Costanera Center, entre otros) consorcio que paga $4.072 de patente al año, fuera presidente de Chile.

Más allá de la falsa historia que nos han intentado vender del Instituto, el principal problema que reconozco además funciona como parte básica, casi como un pilar que sostiene todo este aparataje institucional: los mitos y tradiciones.

Recuerdo cuando mi curso de séptimo básico conoció por boca de un profesor, una famosa frase que terminó dando vueltas por la cabeza de todos mis compañeros: “Errar es humano pero no Institutano” sin tener estudios algunos de pedagogía, ni pretender hacer un análisis psicológico de la educación, me parece que la pregunta cae de cajón: ¿A qué clase de profesor se le puede pasar por la cabeza decirle eso a niños de 12 años? ¿Por qué intentar separar al Instituano del humano común y corriente? ¿Tan inteligentes somos? Luego de vivir 6 años con esa frase, ¿Cómo se le explica a alguien que obtuvo 500 puntos ponderados en la PSU? Y que salió con un NEM y un Ranking por debajo de la media nacional.

Desde el primer día que pisé este colegio, sentí como todos los dardos y las acciones van dirigidas a un solo objetivo: el éxito. El éxito no como un instrumento para un fin mayor y más noble (la felicidad, por ejemplo). Sino como la meta final de la vida. Un éxito aparente eso sí, un éxito centrado sólo en lo económico: ser puntaje nacional, estudiar una carrera tradicional, casarse, escalar lo más alto posible en la empresa, comprarse una camioneta para pegarle la insignia del instituto en el parabrisas. Como dirían los Fabulosos Cadillacs: “En la escuela nos enseñan a memorizar: fecha de batallas pero que poco nos enseñan de amor”. Amor a lo que hacemos, amor al prójimo, amor a la clase o incluso a la humanidad. No, nada de eso. Sólo buenos puntajes para el día de mañana comprarse la camioneta 4x4.

Frases como esas son las que forman el carácter del general del alumno Institutano: petulante, soberbio, chovinista y exitista. Personalmente, no es ningún orgullo ser el colegio más odiado de los “emblemáticos” (y no me trago el cuento que nos decían los profesores que es porque somos los más inteligentes o los con mejores pololas) es porque de una u otra manera de verdad creemos que nosotros no nos equivocamos: porque somos Institutanos.

En este colegio desde que entramos, se nos ha inculcado el valor de la competencia y la discriminación. Las evaluaciones tienen que ser individuales. Para que así, la satisfacción del que se sacó un siete, sea personal. De él solo. Sin embargo en la vida: ¿Qué actividad se puede desempeñar solo? Ninguna. Nos educan en una burbuja idílica.

Cuando miro hacia atrás, pienso: ¿Qué valores aprendí en este colegio? Si todos hemos sido testigos de horrorosas frases estilo: “corran como hombres, no como maricones” “asuman sus consecuencias como machitos” “al colegio se viene solamente a estudiar” o “dejen la población en la casa” ¿Son acaso estas frases las que corresponden a un colegio que se jacta de estar forjado sobre los valores de la ilustración? No lo creo. Apropósito de los mismo, yo personalmente no he sido testigo, y tengo la impresión que es una conducta que va en retirada, pero hasta hace sólo un par de años, era común ver a un respetado y sacralizado profesor de este colegio, echando alumnos de la sala por negro. O suspendiendo aleatoriamente (Hacía formarse a un curso y decía: un, dos, tres: suspendido. Un, dos, tres: suspendido) sólo para demostrar su hipotético poder en este colegio. Ahora bien, de lo que sí he sido testigo, es de tratos abiertamente homofóbicos por parte de profesores hacia compañeros homosexuales: “Este colegio por gente como ustedes está como está, váyanse” y, en la misma línea he sido testigo de de profesores pegándole a compañeros (no combos ni patadas, pero sí empujones)

Estas son algunas de las cosas que hacen que yo no pueda sentirme orgulloso, como me han dicho que tengo que estarlo, de portar esta insignia. No podría sentirme orgulloso de ir en un colegio que la sola idea implica discriminación. Si la educación en Chile fuera buena en todos los establecimientos educacionales ¿Qué motivo habría para la existencia del Instituto Nacional? Ninguna. Si mi antiguo colegio me hubiese ofrecido la misma calidad de enseñanza que el nacional, yo no me hubiera cambiado. Pero me cambié porque no la ofrecía. Entonces, ¿Cómo sentirme orgulloso de haber dejado a 40 ex compañeros pateando piedras en mi ex colegio, para yo venir y “salvarme” de no patear –tantas- piedras? La sola idea suena aberrante.

No puedo dejar de mencionar lo sorprendente que fue para mí ver en la página del preuniversitario Pedro de Valdivia (de los mismos dueños de la Universidad Pedro de Valdivia, la cual tiene preso a su ex rector por el escándalo de las acreditaciones) un aviso que decía que habían firmado un convenio con el Instituto Nacional. El símbolo del lucro en la educación firmando un convenio con el símbolo de la educación pública. Es así como el CEPAIN lleva a la práctica sus comunicados “¿a favor de la educación pública? ¿Quién los autorizó para usar el nombre del colegio, a quién le preguntaron?” Patético.

Para concluir esta katarsis contenida por 6 años, me gustaría compartir con ustedes dos anécdotas que me ocurrieron este año en el colegio.

Corrían los primeros meses del año, cuando equis profesor preguntó en voz alta a todo mi curso: ¿Quién de aquí sabe qué es la comisión Valech o el informe Rettig? Ninguna mano se levantó. Nadie de un cuarto medio humanista del “Mejor colegio de Chile” lo sabía.

Y la segunda, casi en la misma línea: El 11 de Septiembre del año que se va, cayó martes. Día en el cual me tocaba por asignatura Historia electivo e Historia Común. En mi interior, cuando me dirigía al colegio pensé que por lo particular de la fecha, y por ser un curso Humanista usaríamos esas 3 horas para discutir respecto al tema. Craso error. Parece que era más importante las Batallas Napoleónicas en historia común y la Ley de oferta y demanda en historia electivo que las bombas de ruido que se escuchaban explotar en el colegio a esas horas de la mañana. Comentando con unos compañeros en el recreo la situación, recordamos que nunca, en los 6 años que llevamos en el colegio nos pasaron el Golpe de Estado (donde, paradójicamente, murió un Presidente Instituano). Es decir, haciendo el experimento que yo sólo sepa lo que me han pasado en el colegio y nada más, no sabría quién fue Augusto Pinochet en la historia de Chile. Repito: Cuarto medio humanista en el mejor colegio de Chile.

Ahora bien (aquí viene la parte emotiva) no podría ser tan hipócrita de sólo quedarme en la crítica. Digo hipócrita porque yo postulé al nacional porque quise y me quedé aquí también porque quise. Y es porque dentro de todo lo yermo aun existen pequeños oasis fértiles. Profesores en los que se puede confiar una palabra más allá de la materia oficial, profesores que entienden la educación más que como un “motor de asenso social” y que conciben al colegio más que como un preuniversitario de 6 años. Profesores de materias “no-psu” que luchan día a día contra el sistema para darle dignidad a su ramo. Y creo que lo logran, sus ramos son los más dignos de todos. Pedro Lemebel, un escritor chileno en una crónica rememorando sus años en el Liceo Manuel Barros Borgoño lo describe mejor que yo, cito: “Pero rescato de ese liceo, las clases progresistas que me enseñaron política, filosofía, literatura, poesía y otras lecturas más allá del horroroso Quijote en papel de biblia que después me lo fumé entero”. No daré nombres, pues sé como funcionan las cosas en este colegio y no quiero que vinculen a ningún profesor con este discurso, pero estoy seguro que ellos saben quiénes son.

Paradocentes que muchas veces te alegran el día con sus saludos y su disponibilidad desinteresada y casi religiosa para ayudarte. Los tíos auxiliares que a las 7.30 de la mañana cuando llegas a la sala y están sólo ellos barriéndola son tu primer “Buenos Días”, tías del Kiosko que nos prestaban microondas cuando a mitad de año dejaron de funcionar los del casino, y en general toda la gente que te conoce por tu nombre y no por tu apellido o número de lista, a todos ellos: gracias, infinitas gracias y espero no se dejen avasallar, porque sepan que tienen todo en contra.

Sin más que palabras de agradecimiento para, como dije anteriormente, lo fértil dentro de lo yermo, palabras de disculpas a los que me dieron la oportunidad de leer un discurso, palabras de desprecio para quienes hacen de este colegio un preuniversitario de 6 años deshumanizador, les digo a ustedes, compañeros de generación: éxito, pero éxito de verdad, del que incluye felicidad y crecimiento personal.

Y espero que con estas palabras no haya herido su orgullo Institutano, si fuera así, cumpliría mi deseo: “Sólo espero que el día de mi licenciatura, me reciban con gritos de odio”.

Compañeros, hoy, se acabaron los 12 juegos. Muchas gracias

Benjamín Gonzalez
Presidente del 4to F 
Humanista del Instituto Nacional"

lunes, 3 de diciembre de 2012

¡Cómo activar tus neuronas!


Con el tiempo la memoria disminuye. 


Así como luego de los 40 ó 50 años, es normal que aparezcan cambios en nuestra visión, también la memoria y otras habilidades cognitivas como la atención se ven modificadas.

Estos cambios son leves y no significa que se vaya a “perder” la memoria. Ninguna evidencia científica avala el difundido mito popular que supone un interminable deterioro de la memoria con migración hacia el Alzheimer.

El paso de los años hace que tengamos mayor dificultad para atender a múltiples tareas en forma simultánea, no recordemos dónde dejamos algún objeto, que procesemos la información más lentamente y que nos cueste un poco más retener información nueva.

Podemos también necesitar más tiempo para recuperar la información almacenada, o para encontrar las palabras y los nombres de las personas en el preciso momento en que las necesitamos (el fenómeno de la “punta de la lengua”).

Estos son sólo signos de olvidos leves y no problemas serios de memoria. Si uno se da tiempo, la información se recupera, ya que “no se perdió”, sino que permanece en el sistema, aunque pueda resultar más difícil evocarla.

Mantenerse activos
No hay que esperar pasivamente a que las funciones mentales se deterioren por inactividad. Existen múltiples estrategias terapéuticas que compensan los cambios que traen los años.

Es fundamental mantenerse activo mentalmente, ya sea realizando algún tipo de rehabilitación o entrenamiento cognitivo y ejercitando las funciones mentales con un profesional o con cursos y actividades cognitivas. Hacer crucigramas, sopas de letras o jugar al memotest no significan una mejoría en términos de aumento de la memoria pero mantienen al cerebro en buen estado para ejecutar el resto de las funciones mentales. Realizar actividades mentalmente estimulantes activa y refuerza las conexiones cerebrales.

Nuevas estrategias


Claro que si a una persona se le hace repetir como a un autómata una lista de palabras para chequear cuántas recuerda, sin ofrecerle ninguna estrategia nueva, no tendrá mejores resultados.

En cambio, sí los va a alcanzar si aprende nuevas estrategias para almacenar mejor la información. En términos de memoria, los resultados dependen mucho más de las estrategias que se incorporan que de la ejercitación.

Para compensar las dificultades en la capacidad de recordar se recomiendan estrategias compensatorias y el uso de ayudas externas, por ejemplo una agenda.

Está instalada la idea de que su uso empeora la memoria, sin embargo éste o cualquier otro método de registro de datos es fundamental porque funciona como un backup: conserva la información almacenada y protege contra una eventual falla de la memoria.

Permite hacer un doble registro: mientras se anota se codifica y se acompaña el proceso con una imagen gráfica visual que funciona como un elemento de codificación adicional para facilitar el recuerdo posterior. Si esta estrategia no da resultado, se recurre a la información que quedó anotada, hecho que libera de la presión de tener que recordar, que es un factor que juega en contra de la recuperación.

Las estrategias compensatorias no mejoran la memoria pero suman recursos que ayudan a manejarse mejor y a incrementar la calidad de vida.

Para quienes se deciden por una alternativa profesional existen talleres de memoria en los que se proponen ejercicios interactivos que estimulan los procesos mentales y flexibilizan la atención.

Están dirigidos a personas mayores sanas, que desean mejorar su capacidad de recordar y preservar sus capacidades intelectuales.

Consejos

A continuación, algunos consejos ayuda-memoria:

1 - El cerebro archiva y recuerda mejor la información cuando está organizada. Jerarquice, agrupe y relacione la información nueva para guardarla en la computadora del cerebro.

2 - La mente ingresa la información a través de los cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto, y tacto). Úselos. Por ejemplo, utilice imágenes mentales para asociar a aquellos nombres que deba recordar.

3 - Tenga presente que para recordar mejor una información debe tener un significado y estar asociada a una emoción.

4 - Repetir y repasar la información que se quiere recordar son estrategias útiles. Claro que lo ideal no es repetirlo como loro sino repasarlo dando a la información algún sentido o significado.

Y recuerde que la prevención, también en el terreno de las funciones cognitivas, es una buena receta. Múltiples estudios han puesto en evidencia que mantenerse activo cognitiva y socialmente es un excelente protector del funcionamiento mental. El deterioro de la memoria como un proceso inexorable e interminable es un mito que debemos derribar.

Marina Drake es psicóloga, fundadora y coordinadora de Neuropsic, titular de la cátedra Tratamiento Rehabilitador en Neuropsicología de la carrera de Especialización en Neuropsicología Clínica de la Universidad de Buenos Aires, y autora de más de 40 artículos sobre neuropsicología publicados en revistas nacionales e internacionales y de varios libros, entre ellos Evaluación Neuropsicológica en Adultos.

Publicado el Jueves 29 de Noviembre de 2012 19:03:21 en el web site: http://www.contexto.com.ar/nota/92438/te-olvidas-todo?-como-activar-tus-neuronas.html

viernes, 30 de noviembre de 2012

A 34 años. Recordando la 1º TELETÓN


Aun recuerdo como si fuera hoy aquel viernes 8 de diciembre de 1978.

Eran días muy especiales para mi, pues estaba retornando al colegio después de más de un mes y medio de "licencia médica", por una hemorragia digestiva producto de una úlcera duodenal, que me hizo pasar las fiestas patrias de ese año internado en la UTI de la Posta Central de Santiago de Chile.

Retorné al colegio a fines de noviembre y me tocó "ponerme al día" de todas las materias que se veían en 1º año medio.

La tensión que esto me producía era bastante grande, pues corría el riesgo de repetir el curso si no hacía el suficiente esfuerzo.

Pero la tensión no sólo la vivía yo como individuo. En Chile de diciembre de 1978 se vivía un periodo de bastante tensión a nivel nacional, pues la dictadura del gobierno militar del general Pinochet se encontraba en una "lucha" interna contra quienes se oponían a la represión del gobierno y, además, se vivía una fuerte tensión que hacía movilizar las tropas a las fronteras con Argentina, en el sur de Chile.

La tensión creada por la disputa de la soberanía de las islas Picton, Lennox y Nueva, hacía que el espíritu navideño fuese más bien un espíritu de incertidumbre y temor por las sombras de guerra que se cernían en ambos países.

Sin embargo, desde mi perspectiva de adolescente, no sentía esa tensión que ponía "nerviosos" a los adultos.

Durante noviembre de 1978, la televisión chilena comenzó a mostrar publicidad que nos invitaba a comprar ciertos productos, que -si eran elegidos- permitiría que las empresas que vendían esos productos donaran un porcentaje de sus recaudaciones para la TELETÓN.
¿Teletón?... Varios nos preguntábamos qué era eso.

Mario Kreutzberger, Don Francisco, se encargaba de "contarnos" en qué consistía esta obra, invitándonos a participar prefiriendo los productos adheridos a la campaña, y a ver la "Teletón" que uniría a todos los canales de la televisión chilena en una cadena solidaria de 27 horas de Amor, cuyo lema era "Logremos el milagro".

¿La Meta?... Reunir UN MILLÓN DE DÓLARES (de la época), consistentes en 33.790.000 pesos.

Esa noche del viernes 8 de diciembre de 1978 todo Chile estaba frente al televisor, y muchos estaban conociendo por primera vez la realidad de los niños discapacitados que eran atendidos por la Sociedad Pro-Ayuda al Niño Lisiado, la que -hasta esa fecha- sobrevivía con donaciones y una Colecta Nacional que se realizaba una vez al año.

Fue conmovedor ver cada historia presentada, vibrar con la emoción de quienes participaban, el llanto de los presentes, y no saber si se alcanzaría la meta.

La Teletón fue una iniciativa de Don Francisco, admirador del actor y comediante Jerry Lewis, quien había realizado un proyecto de ayuda a discapacitados en los Estados Unidos, llamada "MDA Labor Day Telethon".

La Teletón chilena no solo unió a la Televisión. Se unieron a la campaña todas las radios del país, quienes transmitían en conjunto con los canales de televisión.

Esa noche algunos chilenos privilegiados pudieron disfrutar de la nueva tecnología que debutaba en Chile. La televisión a color.

También esa noche del 8 de diciembre de 1978 -inéditamente- no se registraron actos delictuales en el país. Todos estábamos hipnotizados en la TV.
Y durante ese sábado 9 Chile sufría por primera vez, pues la meta se veía lejana.

Poco antes de las 22 horas de la noche del sábado se alcanzó y superó la meta. A esa hora el cómputo superaba los 35 millones de pesos. Sin embargo la motivación de las personas hizo que continuaran yendo a realizar depósitos al Banco de Chile. Pasada ya la medianoche la meta superaba los 84 millones de pesos recaudados.

Hoy -a 34 años de aquella proeza- la meta a alcanzar es de $22.000.000.000 pesos. Poco más de 45 millones de dólares actuales.

Espero que la meta sea alcanzada.

Un abrazo desde Frutillar,


José Córdova

viernes, 16 de noviembre de 2012

¡PRIMARIA quieren los Perlas!

La invitación hecha a Marco Enríquez-Ominami (candidato Presidencial del Partido Progresista) para participar de la Primaria que efectuará la Concertación a mediados del 2013, es una clara demostración de aquellos que quieren"Proteger" como sea el Sistema Binominal.

Si analizamos el espectro político y vemos la animosidad con que la Alianza por Chile aceptó la Ley de Primarias, nos sirve para afirmar con más fuerza que este sistema (realizar una Primaria para escoger un candidato "UNICO") sólo sirve para proteger el SISTEMA BINOMINAL, ya que, quienes caen en la tentación de participar, terminan apoyando y afirmando un sistema político DUOpólico, donde sólo se confrontan dos conglomerados. El Gobierno (en manos de la Alianza UDI-RN) y la Concertación (PS, DC, PPD, PRSD y sus eventuales nuevos socios PC).

Justamente quienes quieren proteger este sistema Binominal es a quienes NO les conviene que en una elección presidencial se presenten muchos candidatos, pues existe la posibilidad de perder la "fuerza" que actualmente poseen. Por eso insisten hasta la saciedad en IR a una "Primaria" de VARIOS partidos.

Personalmente creo que una Primaria 100% democrática sería aquella en que cada partido político (chicos y grandes) escojan dentro de su partido a TODOS aquellos que estén interesados de ser el Representante de un Programa de Gobierno de ESE partido político.

Si -por ejemplo- la Democracia Cristiana realizara SU Primaria, tendríamos a más de un competidor que, "internamente", competiría por ser EL candidato DC a la elección Presidencial. Ahí veríamos tal vez a una Ximena Rincón, a un Claudio Orrego, a una Soledad Alvear o a un (Ind.-DC) Andrés Velasco u otro que aparezca en el camino... Lo mismo ocurriría en una eventual primaria en el PPD, donde posiblemente competirían Ricardo Lagos Weber, Guido Girardi, Pepe Auth o Antonieta Saa. 

Cada Partido presentando al país un Programa de Gobierno que represente a un grupo de personas determinada...

Cada partido compitiendo democráticamente por un cupo a ser Presidente(a) de Chile... 

Partidos grandes, partidos chicos... Todos por igual.

Sin embargo hoy nos enfrentamos a una Propuesta de una "minoría" (la Concertación con menos de un 15% de aprobación popular), quienes pretenden arrogarse el liderazgo de "Oposición" al gobierno, sólo porque saben que en el sistema por ellos propuesto (primaria de conglomerado), les permitiría salir con cierta ventaja (por competir la Sra. Bachelet) representándolos. Insisto. Los chilenos debemos ABRIR los ojos y no nos debemos dejar engañar por estos "ofertones" que "aparentemente" suenan muy democráticos.

Señores de la Concertación… ¡Basta ya de engañar al país!... ¡Basta ya de meterle el dedo en la boca a la gente!... ¡Basta ya de manipular a SU conveniencia a los electores!...

¡Señores de la Concertación!... En el Partido PROgresista tenemos MUY claro quiénes son o pretenden ser Ustedes.

Ya sabemos que los "discursos" de la Concertación, en que plantean que la UNIDAD es el camino… es FALSA.

Esa unidad que la Concertación propone sólo es el camino para continuar con más de lo mismo.

Señores de la Concertación y señores de la Alianza (o DUOpolio, que es lo mismo). La verdadera democracia, en una elección presidencial en Chile, sería que TODOS los partidos políticos participen con un buen programa y con un candidato que represente a su conglomerado.

En la Primera Vuelta la gente escogerá a quien verdaderamente considere que lo representa mejor o a quien "ofrece" un programa de gobierno "aterrizado" y factible de llevar adelante.

En 2º vuelta (balotaje) la gente escogerá al Presidente(a) de Chile de una forma mucho más democrática que como lo plantea HOY la Concertación y la Alianza.

¡Ah!... Y MUCHO más económicamente... pues una Primaria de la Concertación y una Primaria de la Alianza, costarán millones de pesos que pagaremos (finalmente) TODOS los chilenos.

Seré feliz si el próximo domingo 17 de noviembre de 2013, veo en la papeleta de voto MUCHOS nombres compitiendo de igual a igual. 

Deseo ver a Marco Enríquez-Ominami, a Andrés Allamand, a Laurence Golborne, a Franco Parisi, a Jorge Arrate, a Alejandro Navarro, a Tomás Hirsch, a Tomás Jocelyn-Holt, a Michelle Bachelet, a Andrés Velasco, a Marcel Claude y a todos aquellos que sean elegidos en sus partidos... para competir sanamente en esta verdadera primaria que es la 1º Vuelta de la Elección Presidencial.

Se despide con afecto, desde Frutillar, en la Norpatagonia chilena, vuestro amigo PROgresista, 



José Córdova García.

viernes, 28 de septiembre de 2012

EL CELIBATO EN PELIGRO: PECADO ORIGINAL

En estos días en que la pedofilia es asociada en forma casi inconsciente con los sacerdotes católicos, quiero traer a la palestra un tema que nunca pasa de moda. El celibato obligatorio para quienes han escogido servir a Jesucristo y a la iglesia católica.
El siguiente artículo fue escrito hace ya 10 años por la reconocida periodista y escritora chilena Alejandra Matus, quien a fines de los años 90 se hiciera famosa por el "El libro negro de la justicia chilena".
Estoy seguro que el tema no les será de indiferencia y entregará a Usted una visión más que "especial" sobre el tema.
Saludos y disfruten esta lectura.
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EL CELIBATO EN PELIGRO: PECADO ORIGINAL

En la soledad de las casas parroquiales y de comunidades religiosas a lo largo del país se mantiene fuera de la vista de los feligreses uno de los secretos mejor guardados: que los curas practican el sexo.

Por: Alejandra Matus

A pesar de las admoniciones que emanan del Vaticano bajo el papado de Juan Pablo II, una buena proporción de los más de dos mil sacerdotes que componen el clero chileno practica alguna forma de actividad sexual, según coinciden sacerdotes, teólogos y expertos entrevistados para este reportaje.

De acuerdo con la mayoría de estos, en un extremo, minoritario, se encuentran los sacerdotes y religiosos que se mantienen fieles al celibato como una ofrenda libre y voluntaria a Dios. En el otro, también menor, están quienes han llegado a la conclusión que el voto de castidad es una carga demasiado pesada, y han tomado la decisión -dolorosa y traumática, en muchos casos- de pedir la “reducción al estado laical” para poder casarse y formar una familia.

Entre unos y otros, sin embargo, hay una gran masa de sacerdotes que viven el celibato a contrapelo. Algunos, con sentido práctico, asumen, al menos en apariencia, su apego al tributo a cambio de poder desarrollar su vocación por el sacerdocio. Otros, lo transgreden con el desgarro de la culpa.

Expertos en teología de todo el mundo (particularmente en Estados Unidos y España) se han encargado de recordar -tras los escándalos provocados por las denuncias de pedofilia-, que el celibato fue impuesto en cierto momento de la historia del catolicismo por razones prácticas y utilitarias (como ahorrar en los gastos de mantención de los sacerdotes y poder contar con su dedicación exclusiva a las tareas eclesiásticas), y no espirituales.

Estos estudiosos, Biblia en mano, han demostrado que el requisito del celibato para los sacerdotes no tiene sustento evangélico. Entre otras razones, porque los apóstoles eran casados. Pedro, el primer Papa, también.

Durante más de mil años, hasta el siglo XI, los sacerdotes podían casarse. Pero desde que el celibato se impuso, las razones prácticas se han ido revistiendo con invocaciones espirituales que ensalzan la virginidad y la castidad como virtudes angelicales ('el matrimonio es para la clase de tropa y no para el Estado Mayor de Cristo', opinaba el muy de moda Josemaría Escribá de Balaguer, fundador del Opus Dei). Con Platón y San Agustín de aliados, los papas modernos han introducido en el cristianismo la idea de que “todo coito es sucio”. De que el cuerpo es una cárcel y la mujer, un ser impuro y de segunda categoría.

No obstante, no ha sido fácil mantener la disciplina a la castidad y al celibato entre los hombres que componen el clero.

En el libro “La vida sexual del clero”, el periodista español Pepe Rodríguez relata que por el siglo XI “tan habitual era que los clérigos tuviesen concubinas que los obispos acabaron por instaurar la llamada renta de putas, que era una cantidad de dinero que los sacerdotes tenían que pagar a su obispo cada vez que transgredían la ley del celibato”.

Pese a todo, la Iglesia insiste en mantener el voto de castidad para los sacerdotes. Violarlo significa un doble pecado: fornicación y sacrilegio.

Garry Wills, un respetado historiador y escritor norteamericano, autor de “Pecado Papal. Las dehonestidades morales de la Iglesia Católica”, sostiene que las razones del Papa Paulo VI para impedir que la norma fuera revisada en el reformista Concilio Vaticano II, fue evitar la crisis en las estructuras que significaría aceptar curas casados (para empezar, aumentarían las bocas que mantener).

Su encíclica “Celibato sacerdotal”, de 1967, continúa siendo la piedra tras la cual el Vaticano resiste los embates abolicionistas.

La gran mayoría de los sacerdotes chilenos, empero, piensa que el celibato debiera ser una opción libre y no un requisito obligatorio para la ordenación.

El jesuita José Aldunate, ex profesor de Teología y Moral en la Universidad Católica, comenta que él, en lo personal, ha vivido el celibato con vocación y “alegría”. Sin embargo, opina que un “setenta por ciento” de los curas -incluyéndose él mismo- propugnan la castidad como una opción voluntaria.

“El celibato no hace la esencia del sacerdocio”, resalta Aldunate. “Es una ley que puede modificarse. En especial los diocesanos (los sacerdotes normales, que no pertenecen a una congregación y por lo tanto no viven en comunidades), debieran tener la opción de casarse, tal como la tienen hoy los pastores evangélicos, los anglicanos y los sacerdotes de las Iglesias orientales que reconocen al Papa”.

Aldunate va más allá y sostiene que el cambio es inevitable y llegará pronto. “No con este Papa, pero después sí”.

El mismo diagnóstico tiene Waldo Romo, profesor de Teología del Matrimonio y de Moral Sexual y Matrimonial en la Universidad Católica y en el Seminario Mayor Pontificio.

Romo, quien ve en el celibato un valor espiritual antes que puramente utilitario, comparte la sospecha de que es cosa de tiempo para que los sacerdotes tengan la opción de casarse. “Yo tengo esa impresión también”, dice, consultado por la opinión de Aldunate. (Discusión aparte es si llegará algún día a permitirse que haya parejas de curas homosexuales o si se autorizará el sacerdocio femenino).

Como ejemplo de esta tendencia, Romo menciona que el Vaticano autorizó hace tres años el ingreso a la Iglesia Católica, como sacerdotes casados, de un grupo de anglicanos escindidos en protesta por la ordenación de mujeres en su Iglesia.

Pero mientras el cambio llega, ¿cómo viven los sacerdotes chilenos hoy la exigencia de virginidad y abstinencia? Porque una cosa es renunciar a casarse (celibato) y otra distinta, aunque se entienden ligadas, es la posibilidad de bloquear por completo el ejercicio de la sexualidad (castidad).

Es imposible saber a ciencia cierta qué tan amplia es la transgresión al voto que hacen los curas católicos del rito “latino”.

La voz oficial de la Iglesia impone reglas absolutas y mantiene el tradicional secreto sobre los deslices de sus pastores que, en todo caso, se consideran excepcionales. Pero, según sacerdotes en ejercicio entrevistados para este artículo, el sexo se practica en el clero, con toda la carga de culpa y negación que puede imaginarse, en forma más o menos frecuente, por un porcentaje que va desde el 40 al 90 por ciento.

El teólogo Romo, quien participa en la formación de nuevos seminaristas, opina que el porcentaje es mucho menor, pero reconoce que es muy difícil que en el transcurso de una vida consagrada al sacerdocio no haya momentos de debilidad. “Se lo digo con una metáfora: es casi imposible que un vehículo, después de tantos kilómetros de recorrido, no tenga un abollón”.

Los sacerdotes son seres humanos, subraya y, como todo pecador, tienen la oportunidad de arrepentirse y buscar el perdón divino, “proveyendo los medios para evitar ser reiterativos”. Salvo, claro, que una consecuencia inesperada, como el nacimiento de un hijo, les impida enmendar el rumbo.

No obstante, las reicindencias también ocurren.

Según la investigación de La Nación Domingo, la desafección al voto de castidad es mucho más corriente de lo que se piensa, en particular, entre sacerdotes que adhieren a los principios evangélicos, pero no están convencidos de la posibilidad de poner atajo al ejercicio de su sexualidad.

“Tengo muy claro que la obligación del celibato es disciplinar y no teológica”, expone Víctor, un sacerdote con cerca de 15 años sirviendo en el norte del país y que narra su experiencia a condición de respetar su anonimato. Este diocesano cuenta que entre sus compañeros de generación el ejercicio de la sexualidad, “desde la masturbación, a las relaciones ocasionales y aun las estables, son situaciones que se ocultan al conocimiento público, pero existen en la gran mayoría de nosotros, incluyendo al nivel de obispos”.

Víctor revela que, en lo personal, ha tenido dos relaciones largas y profundas con mujeres (cohabitación mediante), pero que no llegó a convencerse de que debía abandonar el sacerdocio, pues, “por diferencias de proyectos de vida”, esas relaciones se frustraron.

Este sacerdote y un grupo de seminaristas nortinos plantearon a sus superiores, en 1987, cuando venía el Papa a Chile, la idea del que el tema de discutiera abiertamente. “Lo que nos dijeron es que si teníamos alguna urgencia, buscáramos alivio, pero para callado. Como insistimos con el tema, algunos fuimos castigados”.

Víctor continúa ejerciendo el sacerdocio, ocultando su intimidad, a la espera de que las cosas cambien.

El irlandés Vincent Hughes, quien pidió las dispensas para casarse con una religiosa española, Mercedes Rovira, y continúa viviendo en Chile, hasta donde llegó como misionero, cree que no será tan fácil terminar con el celibato.

“Este ha sido útil, por ejemplo, para contar con misioneros dispuestos a ir a cualquier parte del mundo. Es como la libertad que tenía el fotógrafo de Los Puentes de Madison. Además, distingue al sacerdote dentro de una comunidad. Yo entiendo la lógica que tiene. Si se permite que los sacerdotes se casen, no hay forma de organizar una Iglesia Mundial”, comenta.

CAER EN LA TENTACIÓN

El padre salesiano Miguel (se ha cambiado su nombre en resguardo de su anonimato), estima en un 40 por ciento los “hermanos” que violan su compromiso de guardar castidad.

“Se falta con mucha frecuencia al voto de castidad, con mujeres o con hombres”, revela.

“Yo opté por el sacerdocio a una edad madura y, por lo tanto, no ha sido difícil para mí respetar el compromiso que adquirí con Dios. A mi edad, no me cuentan cuentos”, afirma. “Pero hay sacerdotes que asumen el compromiso demasiado jóvenes y, si no han tenido experiencias de vida, la formación sacerdotal les significa una castración. Entonces, a la primera vez que salen al mundo real, sucumben”.

De hecho, ha sido su congregación la que ha sufrido varias de las denuncias de pedofilia que se tramitan actualmente en los tribunales chilenos, en particular, los casos registrados en la región magallánica.

Al escritor Herman Schwember, doctor en ciencias de la Ingeniería de la Universidad de California, Berkeley, y consultor del Consejo Superior de la Educación chilena, no le sorprende la realidad que cuenta el padre Miguel. El conoce a los sacerdotes porque trabajó muy cerca de ellos en algunas etapas de su vida. Sus experiencias le sirvieron de base para escribir la novela “Yo, pecador…”, ganadora del Premio “Revista de Libros” de El Mercurio, del año 2000.

Schwember opina que la obligatoriedad del celibato ha provocado mucho sufrimiento:

“He conocido algunos curas homosexuales y varios que llegaron a tener relaciones con mujeres, algunos, en forma relativamente estable, y otros que, por desgracia, han tenido que manejar la culpa”, revela. “Imagino el desgarro del cura que tiene que llegar a celebrar misa sin haberse confesado (…) La tragedia no es el sexo, sino la erosión que provoca la culpa acumulada”.

Este profesor de la Universidad de Viña del Mar resalta que “esta mezcla de hipocresía frente al mundo secular y de culpa hacia el interior, está creando un trauma muy grande y cuanto antes termine, mejor”.

La opinión pública, cada cierto tiempo, y pese a los resguardos de la Iglesia, llega a tener conocimiento de las prácticas sexuales de los sacerdotes, cuando los hechos en que se ven involucrados toman el cariz de escándalo. Durante la dictadura militar, la debilidad carnal de los curas más expuestos por sus opiniones políticas, fue bien aprovechada por los servicios secretos.

En 1985, la Vicaría de la Solidaridad recibió un sobre con fotografías en que el sacerdote Guido Peters, el combativo párroco de La Legua, aparecía desnudo, en comprometedoras escenas junto a una mujer, que resultaría ser nada menos que la esposa de un narcotraficante preso en el extranjero.

A la llegada del sobre, siguieron unos llamados telefónicos en que desconocidos advertían que si Peters no se iba de Chile, el escándalo se haría público. Peters, defensor de los derechos humanos, había conseguido un año antes que la prensa fotografiara vehículos de civiles que le habían disparado y que se comprobara, por las patentes, que pertenecían a la CNI. Sin embargo, sus méritos pastorales y la valiosa ayuda que prestaba a los habitantes de ese golpeado sector de Santiago, no pudieron defenderlo. El sacerdote belga tuvo que irse de Chile, humillado y en silencio.

Apenas un año antes, el propio vicario de la Solidaridad, el jesuita Ignacio Gutiérrez, había remecido el mundo de los derechos humanos y político de Santiago cuando se supo que había partido acompañado de su secretaria, una mujer casada, en un viaje de recolección de fondos para el organismo humanitario.

La dictadura militar prohibió el reingreso de Gutiérrez a Chile el 6 de noviembre de 1984, pero el cardenal Juan Francisco Fresno, quien lo había nombrado, se vio inhabilitado de defenderlo al enterarse de que el español escogido para una de las más delicadas funciones eclesiásticas en aquel entonces había cedido a sus pasiones y se había llevado consigo no sólo a la mujer -a quien en la Vicaría llamaban “la Vicaria”- sino que al hijo de ésta, a espaldas del marido, tan católico como ellos.

En la actualidad, y a pesar del estricto silencio que ha mantenido la jerarquía de la Iglesia Católica chilena en torno al caso, múltiples fuentes eclesiásticas mencionan a un arzobispo emérito chileno que vio “congelada” su brillante carrera y fue enviado a un cargo menor en Colombia, debido a sus inclinaciones homosexuales.

La renuncia reciente del director de la revista Mensaje, el sacerdote jesuita por más de 40 años, Renato Hevia, para casarse con la actual presidenta del Consejo de Defensa del Estado, Clara Sczaransky, y otras renuncias similares ocurridas en las últimas décadas, ha puesto de relieve que muchos sacerdotes, pese a sus honestas promesas, no pueden sustraerse de su condición humana.

Famosos han sido los casos del jesuita Andrés Cox, el padre de Pilar Cox; del dominico Hugo Zepeda; de Manuel Edwards, ex rector de los padres franceses, Fernando Etchegaray, Fernando Ugarte, y del ya fallecido Gonzalo Aguirre, quien se casó con María Inés Zaldívar, sobrina del actual senador.

“Los curas y las monjas viven atormentados, tratando de negar el sexo y transformándolo así, por lo tanto, en lo más importante de todo”, expresa Schwember.

LAS PAUTAS DEL VATICANO

En la última de las guías emitidas por el Vaticano sobre el comportamiento que deben observar los sacerdotes, se deja en claro que el celibato y la castidad continuarán siendo obligatorios para los sacerdotes del rito latino.

“El celibato, en efecto, es un don, que la Iglesia ha recibido y quiere custodiar, convencida de que éste es un bien para sí misma y para el mundo”, señala el “Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros”, entregado por la Congregación para el Clero, en 1994.

Respondiendo a las voces críticas, aún sin mencionarlas, el Vaticano reflexiona:

“Las dificultades, que algunos presentan hoy, se fundan a menudo en argumentos pretenciosos, como, por ejemplo, la acusación de espiritualismo desencarnado, o que la continencia comporte desconfianza o desprecio hacia la sexualidad, o también buscan motivo al considerar los casos difíciles y dolorosos, o del mismo modo generalizan casos particulares. Se olvida, por el contrario, el testimonio ofrecido por la inmensa mayoría de los sacerdotes, que viven el propio celibato con libertad interior, con ricas motivaciones evangélicas, con fecundidad espiritual, en un horizonte de convencida y alegre fidelidad a la propia vocación y misión”.

Por estas razones, el Papa Juan Pablo II se ha negado a cualquier posibilidad de diálogo para reincorporar su ministerio a los sacerdotes que han pedido las dispensas para integrarse al mundo secular (curas no pueden dejar de ser, porque la ordenación es de por vida) y contraer matrimonio.

Según estimaciones extraoficiales, uno de cada tres sacerdotes y religiosos en el mundo ha abandonado los hábitos desde el Concilio Vaticano II. Ese evento, en que se revisaron las prácticas tradicionales de la Iglesia Católica (como la misa en latín, el uso de la sotana, la vinculación de los párrocos con su comunidad, etc), abrió la llave para conceder un mayor número de dispensas y, en Chile, se estima que hubo dos generaciones completas que huyeron de los seminarios.

Las vocaciones se han recuperado en Chile desde entonces, pero todavía, según cifras de la Oficina de Sociología Religiosa del Episcopado, actualizadas por última vez en 1999, la tendencia es a la baja.

El episcopado chileno no cuenta con estadísticas a nivel nacional de presbíteros o seminaristas que hayan sido “reducidos al estado laical”, ni menos sobre las razones del abandono del ministerio.

Sin embargo, de acuerdo con datos que maneja un grupo de sacerdotes casados que se reunía habitualmente hasta el año pasado, en Chile, desde la década de los '60, han dejado los hábitos unos 300 curas y religiosos. “Si se les permitiera el reingreso, habría suficientes sacerdotes para satisfacer las necesidades pastorales de la Iglesia”, dice el padre Víctor.

Una manera indirecta en que se ha ido supliendo carencias es en el sostenido aumento de las ordenaciones de diáconos permanentes. Estos laicos pueden cumplir varias de las funciones que hace un sacerdote y pueden ser casados, pero les está vedado “consagrar” y confesar. Aunque algunos los ven como sacerdotes de segunda categoría, Carlos Lange, uno de aquellos jóvenes que dejó el sacerdocio en los tiempos del Concilio Vaticano, resalta que los diáconos permanentes tienen “otro ministerio. No son curas”.

Es notable, sin embargo, que un sacerdote “reducido al estado laical”, después de casarse no puede cumplir ninguna de las funciones que sí se permite a los diáconos.

“Al pedir dispensa, el cura se transforma en un laico, pero no en un laico cualquiera, sino en el último de ellos. Es un traidor, un apóstata. Si ha pedido dispensa para casarse, se le exigirá que se mude a otro sector, para evitar el escándalo. Aunque en caso de necesidad (como un naufragio) debe cumplir con sus funciones de sacerdote, se le prohíbe que se muestre como tal”, dice Mario (su nombre ha sido cambiado en resguardo de su anonimato), un cura que renunció para casarse y hoy tiene dos hijos que estudian en la Universidad.

Otro caso. El padre Guillermo (también se protege su anonimato), un cura casado que ha logrado seguir ligado al trabajo eclesiástico, cuenta que decidió pedir la dispensa por la enorme soledad que le significaba el trabajo sacerdotal. “No se trata sólo de sexo. Son las relaciones afectivas normales las que se nos niegan”, expone.

Sin embargo, revela que “sentirse reducido, como nos dice la Iglesia, dando al matrimonio, que es un sacramento, un valor inferior que al voto de castidad, no es fácil. En mi caso, me daba mucha vergüenza enfrentar a mi comunidad”.

Guillermo cree que la decisión más importante de su vida fue habarse casado con la esposa que lo ha acompañado por más de 20 años, pero admite que encontrar trabajo, pagar cuentas y enfrentarse a la cotidianeidad es difícil para quien ha sido y quisiera seguir siendo cura.

No es fácil, entonces, optar por la dispensa.

“Hay que aceptar la miseria y ser apartado de la Iglesia, lo que es muy frustrante si esa es tu vocación. Uno queda en la indefensión social, sin siquiera previsión. Y no sabe hacer absolutamente nada que no sea ser cura”, acota Mario.

Y añade: “La mayoría de los curas que conozco no son tan apechugadores. Los hay que han tenido relaciones con más de 20 mujeres. Los que mantienen relaciones con mujeres casadas. Los que hasta tienen algún hijo por ahí y siguen adentro”.

Mario perdió la virginidad a los 32 años, siendo sacerdote, pero no consideró en colgar los hábitos sino hasta que se enamoró de su actual mujer.

Varios de los entrevistados coinciden en que detrás del voto de castidad y el ensalzamiento de la virginidad se han colado ideas que nada tienen que ver con el cristianismo y que consideran el cuerpo como la cárcel del alma y a la mujer como un ser indigno. Se estima “que todo coito es sucio”, expone el ex seminarista y periodista Rafael Otano.

“Hasta en los templos hay hipocresía, porque se pone a María en un altar y a José en otro ¡Y eran esposos!”, agrega Mario.

“La mujer es vista como un demonio al que hay que evitar. Por eso es más fácil mantenerse en el sacerdocio siendo homosexual que heterosexual”, expone Víctor. “La homosexualidad se considera una debilidad. La heterosexualidad es una infidelidad”.

En ese ambiente, impera el sufrimiento. “Algunos se vuelven alcohólicos, neuróticos, o adictos a internet”, revela el diocesano Guillermo.

Las recomendaciones de la Iglesia frente a las tentaciones de sus hombres es que eviten la ocasión de pecar, por ejemplo, cuidando los sitios que visitan, lo que ven por televisión, su relación con los feligreses y feligresas.

Pero hay algo que esas prevenciones no solucionan. “Es la soledad”, comenta Guillermo. “Yo me sentía horrible cuando terminaba una homilía super encachada, con harta mística. Todos se iban para la casa y yo me quedaba solo. Ahora no. Ahora me siento pleno, porque sé que con todo lo que me ha significado renunciar a mi vocación, tengo a alguien que me espera en mi casa y en la cama”.

Schwember reconoce que el celibato trajo algunos beneficios a la humanidad, como el fin del nepotismo en el Vaticano y las creaciones culturales que nacieron al alero de las congregaciones religiosas. Sin embargo, sostiene que debiera terminar.

“Pero con este Papa es imposible. El es como Brezhnev. Todo el mundo se daba cuenta que el sistema soviético se estaba cayendo a pedazos, pero él estaba incapacitado para reaccionar. La tradición católica está sustentada en un profundísimo error respecto del sexo, el amor y la mujer. Como Brezhnev, el Papa está atrapado por su ideología”.

Domingo 18 de Agosto de 2002

Fuente Original en:
http://216.72.168.65/p4_plinea/site/20020818/pags/19800102122313.html

miércoles, 4 de julio de 2012

El bosón de Higgs explicado a mi abuela


Decía Albert Einstein que uno no ha entendido realmente algo hasta que no es capaz de explicárselo a su abuela. Aceptamos el reto e intentamos explicar de manera sencilla qué es la partícula de Higgs y por qué es trascendente su búsqueda.

Querida abuela:


La Física no es una cuestión tan complicada como parece. En los últimos meses, habrás escuchado hablar sobre esa partícula que los científicos se afanan en buscar con sus gigantescas máquinas en Ginebra y de la que depende buena parte de nuestro conocimiento sobre el mundo. La llaman el bosón de Higgs. Hace una semana, los físicos del CERN anunciaron que tenían la partícula acorralada y que pronto podrían decirnos tanto si existe como si no. ¿Cómo es posible que aún no lo sepan?, te preguntarás. ¿Y cómo puede tener tanta importancia una partícula tan insignificante que ni siquiera la podemos detectar?


El asunto, querida abuela, se remonta a hace 13.700 millones de años. Entonces se formó la materia y se produjeron unos niveles de energía increíbles en lo que conocemos como Big Bang. Pero vamos a saltarnos esta parte. Mucho tiempo después de aquello, nuestros científicos están intentando comprender de qué están hechas las cosas y, no menos importante, cómo permanecen unidas. Respecto a la primera pregunta, y tras muchos palos de ciego, los físicos han conseguido desentrañar el rompecabezas de la materia y ya tienen un catálogo muy interesante.
Las cosas están hechas de átomos, y dentro de estos átomos hay otras partículas más pequeñas como las que componen el núcleo, protones y neutrones, los electrones (que lo orbitan), los quarks, etc. Para encontrar nuevas partículas, los científicos las aceleran a una gran energía y las hacen chocar entre ellas en grandes colisionadores. Como la energía y la masa deben conservarse, cuando falta una parte al final del proceso los físicos saben que debe haberse creado una partícula nueva. Así se dedujo la existencia de otro personaje que se ha hecho muy popular últimamente, el famoso neutrino. Y así se busca el bosón de Higgs.


En cuanto a la forma en que se unen las cosas, después de muchas investigaciones sabemos que existen cuatro fuerzas fundamentales: la de la gravedad (la que hace que al pegar un saltito vuelvas a caer al suelo, por ejemplo), el electromagnetismo (que permite funcionar a los motores y a los teléfonos móviles), la fuerza nuclear fuerte (que mantiene unido el interior del núcleo de los átomos) y una cuarta fuerza conocida como fuerza nuclear débil y que aparecía en algunos procesos concretos, como el que se produce en los elementos radiactivos, como el uranio o el plutonio.


Pues bien, investigando este fenómeno, y en su afán por unificar las cosas, los científicos se dieron cuenta de que a altas energías, la fuerza débil y el electromagnetismo se comportaban igual, pero a bajas energías eran muy diferentes. La partícula responsable del electromagnetismo, el fotón, no tenía masa, pero las partículas responsables de la interacción débil, llamadas bosones W y Z, tenían una masa enorme. Es decir, a altas energías se comportaban igual que el fotón, como si no tuvieran masa, pero a bajas energías no. La pregunta que surgió entonces era aún más interesante. Ya sabíamos de qué están hechas las cosas y cómo permanecen unidas pero, ¿por qué tienen masa las partículas?


En 1964, un físico británico llamado Peter Higgs propuso una solución que otros desarrollarían más tarde: existía un campo, invisible pero presente en todo el universo desde el Big Bang, que era el responsable de darle masa a las cosas. ¿Cómo lo hacía? Para entenderlo, necesito que te imagines el universo como una gigantesca piscina. Todo lo que avanza en el agua se encuentra una resistencia, luego el agua (el campo de Higgs) es lo que les da la masa. Unas partículas encuentran mucha resistencia (tienen más masa) y otras no encuentran ninguna (como los fotones, la luz). Igual que el agua está compuesta de moléculas, ese campo de Higgs está compuesto de una serie de partículas hipotéticas, las conocidas como bosones de Higgs.


Para entenderlo, voy a adaptar un ejemplo que ponen los científicos del CERN. Imaginemos una sala llena de abuelas. Cada uno de ellas sería un bosón y juntas compondrían el campo de Higgs (el agua del anterior ejemplo). Si entrara alguien muy famoso en la habitación, se producirá una expectación en torno a él que terminará traducida en cierta resistencia a su avance. En este caso el famoso sería como una partícula y el campo de Higgs serían las abuelas, que le harían ganar masa. Mi amigo Ismael lo explicaba el otro día con una playa por la que avanzara un vendedor de helados con su carrito y que estuviera llena de niños invisibles. Los críos se arremolinarían en torno a él y le impedirían avanzar, dándole masa. En este caso los niños serían los bosones de Higgs.


¿Vas viendo por dónde van los tiros? Tranquila, aún estamos empezando y volveremos sobre este asunto. Para que lo entiendas mejor, debes saber que todo el conocimiento que te he expuesto anteriormente compone lo que los físicos conocen como Modelo Estándar de la Física. Se trata de una ecuación con muchísimas variables y funciona perfectamente para todo lo que nos proponemos. Y ahora sí, agárrate abuela, porque ésta es la ecuación:






¿Impresionada? No era mi intención asustarte, solo te he puesto la fórmula para que te fijes en un detalle y comprendas por qué se empeñan los científicos en buscar el bosón de Higgs. Vuelve a mirar la ecuación y fíjate en las "H". Ese valor representado en la fórmula es el bosón de Higgs y, aunque no lo hemos encontrado, es fundamental para que el Universo se comporte como se comporta, ya que cada vez que ponemos en marcha la ecuación, nuestras predicciones funcionan.


¿Por qué es tan difícil encontrar el bosón de Higgs? Aunque tenemos medidas indirectas de la existencia del campo de Higgs, hay que encontrar la partícula para tener la certeza de que existe. Pero esto es realmente difícil, porque cuando intentamos verlos, los bosones de Higgs se desintegran inmediatamente hacia otro tipo de partículas y no hay manera de registrarlo.


Para que te hagas una idea, la vida media (en reposo) de un bosón de Higgs de 125 GeV es de una billonésima de billonésima de segundo, un yoctosegundo (¡qué palabra para presumir con las amigas!). Lo que están haciendo con esa gran máquina de Suiza, el LHC, es hacer que muchas partículas choquen entre sí a gran velocidad y ver las huellas que deja tras de sí el bosón. De momento, las pruebas no son lo suficientemente precisas para encontrarlo pero sí para "acorralarlo", ya saben en qué abanico de energía puede aparecer y como lo irán estrechando en los próximos meses, pronto sabemos si esa "H" de la ecuación existe, si en realidad son varias partículas en vez de una o si no hay rastro del famoso bosón y a los físicos les toca volver a echar cuentas.


Veremos qué sucede a lo largo del año de 2012 y volveré a contarte qué han encontrado y si sabemos un poquito más de nuestro universo o seguimos hechos un lío.


Hasta entonces, cuídate mucho. Recuerdos al abuelo.


Antonio

*PD. Ninguna abuela resultó herida durante la elaboración de este artículo. Si tu abuela es licenciada en física y no necesita que su nieto le explique nada, échale la culpa a Einstein, por basarse en estereotipos caducos e injustos sobre las abuelas.

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Texto original de Antonio Martínez Ron


Publicación Original en: http://goo.gl/7rK9z

domingo, 24 de junio de 2012

La Alegoría del Carruaje

Un día de octubre, una voz familiar en el teléfono me dice: 
—Sale a la calle que hay un regalo para ti. 


Entusiasmado, salgo a la vereda y me encuentro con el regalo. Es un precioso carruaje estacionado justo justo frente a la puerta de mi casa. Es de madera de nogal lustrada, tiene herrajes de bronce y lámparas de cerámica blanca, todo muy fino, muy elegante, muy “chic”.


Abro la portezuela de la cabina y subo. Un gran asiento semicircular forrado en pana bordó y unos visillos de encaje blanco le dan un toque de realeza al cubículo. Me siento y me doy cuenta que todo está diseñado exclusivamente para mí, está calculado el largo de las piernas, el ancho del asiento, la altura del techo... todo es muy cómodo, y no hay lugar para nadie más. 


Entonces miro por la ventana y veo “el paisaje”: de un lado el frente de mi casa, del otro el frente de la casa de mi vecino... y digo: “¡Qué bárbaro este regalo! Qué bien, qué lindo...” Y me quedo un rato disfrutando de esa sensación. 


Al rato empiezo a aburrirme; lo que se ve por la ventana es siempre lo mismo. 


Me pregunto: “¿Cuánto tiempo uno puede ver las mismas cosas?” Y empiezo a convencerme de que el regalo que me hicieron  no sirve para nada. 


De eso me ando quejando en voz alta cuando pasa mi vecino que me dice, como adivinándome: 
—¿No te das cuenta que a este carruaje le falta algo?


Yo pongo cara de qué-le-falta mientras miro las alfombras y los tapizados. 
—Le faltan los caballos —me dice antes que llegue a preguntarle. 


Por eso veo siempre lo mismo —pienso—, por eso me parece aburrido...    
—Cierto —digo yo.


Entonces voy hasta el corralón de la estación y le ato dos caballos al carruaje. Me subo otra vez y desde adentro grito:
—¡¡Eaaaaa!!


El paisaje se vuelve maravilloso, extraordinario, cambia permanentemente y eso me sorprende. 


Sin embargo, al poco tiempo empiezo a sentir cierta vibración en el carruaje y a ver el comienzo de una rajadura en uno de los laterales. 


Son los caballos que me conducen por caminos terribles; agarran todos los pozos, se suben a las veredas, me llevan por barrios peligrosos. 


Me doy cuenta que yo no tengo ningún control de nada; los caballos me arrastran a donde ellos quieren. 


Al principio, ese derrotero era muy lindo, pero al final siento que es muy peligroso. 


Comienzo a asustarme y a darme cuenta que esto tampoco sirve. 


En ese momento, veo a mi vecino que pasa por ahí cerca, en su auto. Lo insulto:
—¡Qué me hizo!


Me grita: 
—¡Te falta el cochero!
—¡Ah! —digo yo. 


Con gran dificultad y con su ayuda, sofreno los caballos y  decido contratar a un cochero. A los pocos días asume funciones. Es un hombre formal y circunspecto con cara de poco humor y mucho conocimiento. 


Me parece que ahora sí estoy preparado para disfrutar verdaderamente del regalo que me hicieron.


Me subo, me acomodo, asomo la cabeza y le indico al cochero adónde quiero ir. 
Él conduce, él controla la situación, él decide la velocidad adecuada y elige la mejor ruta. 


¿Yo?... Yo disfruto del viaje.

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Sin duda la alegoría del carruaje escrita por Jorge Bucay, nos sirve para entender el concepto holístico del ser.


Según el autor (J. Bucay), hemos nacido, salido de nuestra “casa” y nos hemos encontrado con un regalo: nuestro cuerpo. Un carruaje diseñado especialmente para cada uno de nosotros. Un vehículo capaz de adaptarse a los cambios con el paso del tiempo, pero que será el mismo durante todo el viaje. 


A poco de nacer, nuestro cuerpo registró un deseo, una necesidad, un requerimiento instintivo, y se movió. Este carruaje —el cuerpo— no serviría para nada si no tuviese caballos; ellos son los deseos, las necesidades, las pulsiones y los afectos. 


Todo va bien durante un tiempo, pero en algún momento empezamos a darnos cuenta que estos deseos nos llevaban por caminos un poco arriesgados y a veces peligrosos, y entonces tenemos necesidad de sofrenarlos. Aquí es cuando aparece la figura del cochero: nuestra cabeza, nuestro intelecto, nuestra capacidad de pensar racionalmente. Ese cochero manejará nuestro mejor tránsito.


Hay que saber que cada uno de nosotros es por lo menos los tres personajes que intervienen allí.      


Tu eres el carruaje, eres los caballos y eres el cochero durante todo el camino, que es tu propia vida. 


La armonía deberás construirla con todas estas partes, cuidando de no dejar de ocuparte de ninguno de estos tres protagonistas. 


Dejar que tu cuerpo sea llevado sólo por tus impulsos, tus afectos o tus pasiones puede ser y es sumamente peligroso. Es decir, necesitás de tu cabeza para ejercer cierto orden en tu vida. 


El cochero sirve para evaluar el camino, la ruta. Pero quienes realmente tiran del carruaje son tus caballos. No permitas que el cochero los descuide. Tienen que ser alimentados y protegidos, porque... ¿qué harías sin los caballos? ¿Qué sería de ti si fueras solamente cuerpo y cerebro? Si no tuvieras ningún deseo, ¿cómo sería la vida? Sería como la de esa gente que va por el mundo sin contacto con sus emociones, dejando que solamente su cerebro empuje el carruaje.


Obviamente, tampoco puedes descuidar el carruaje, porque tiene que durar todo el trayecto. Y esto implicará reparar, cuidar, afinar lo que sea necesario para su mantenimiento. Si nadie lo cuida, el carruaje se rompe, y si se rompe se acabó el viaje. 


Recién cuando puedo incorporar esto, cuando sé que soy mi cuerpo, mi dolor de cabeza y mi sensación de apetito, que soy mis ganas y mis deseos y mis instintos; que soy además mis reflexiones y mi mente pensante y mis experiencias... Recién en ese momento estoy en condiciones de empezar, equipado, este camino, que es el que hoy decido para mí.




(Extracto casi íntegro del libro El camino de la Autodependencia)

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TÍTULO: El camino de la Autodependencia
Autor: Jorge Bucay
Año: 2000

Este es el primer libro de los cuatro que constituyen la "Hojas de Ruta" de Jorge Bucay.

Jorge Bucay es un médico especializado en enfermedades mentales, psicodramatista, terapeuta gestáltico y escritor argentino.