Una mascota a la fuerza
Cuando se vive en un lugar muy cercano al campo, como es en mi caso, se pueden vivir experiencias que serían impensadas vivirlas en una ciudad. Lo que a continuación les contaré me ocurrió ayer sábado 25 de octubre. Como todos los sábados salí temprano a mi trabajo. Eran pasadas las 7 de la mañana y bajé las escaleras de mi edificio rumbo a los estacionamientos. Al pasar por los jardines sentí un aroma que me hizo recordar lo que había observado en la madrugada al ir al baño. Como las 4 de la mañana, al retornar a mi cama, me asomé y vi la figura de un animalito que se paseaba entre los automóviles. Era un zorrino de gran tamaño que hacía la noche día. Lo observé por un rato hasta que desapareció en un lugar en que ya no llegaba luz. Seguí mi camino y el penetrante olor se hacía más intenso. Al llegar al automóvil descubrí que la misma mofeta que había visto en la madrugada, había elegido mi automóvil como refugio. Intenté acercarme, pero el chingue se preparó a recibirme, mostrándome ...