Dias para no olvidar. Mi vieja radio.
Para los menores de 30 años será difícil poder comprender las siguientes líneas, pero aquellos que ya pasamos los 40 sentirán un dejo de nostalgia por la lectura de este artículo. Cuando todavía no sabía leer ni escribir, ver televisión era un lujo sólo reservado apara la clase más acomodada de nuestro país. Eran los años 60 y la televisión buscaba con avidez a sus televidentes, pero para poder ver un programa era necesario adquirir un aparato que tenía un altísimo costo por aquellos años. La única entretención de niño travieso era jugar todo el día y en las tardes tomar once y escuchar algún programa de radio con mi abuela y mi madre. Nuestra radio era una tremenda caja de madera muy hermosa, la que pesaba “una tonelada”, pues estaba llena de tubos, que hacían que –al encender la radio- esta se demorara un par de minutos en emitir el sonido de la primera señal captada. ¿Y qué programas escuchábamos por radio? Había varios. La radiofonía chilena contaba con un excelente cue...