LA INCREÍBLE HISTORIA DEL ATLETA JAPONÉS QUE DESAPARECIÓ DURANTE LA MARATÓN DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE 1912 Y CRUZÓ LA META 54 AÑOS DESPUÉS.

Una de las anécdotas más curiosas de los Juegos Olímpicos nos lleva hasta Estocolmo 1912, donde un atleta nipón se volatilizó en plena carrera para regresar a lo grande más de cinco décadas después... 

Esta es su historia.

Los Juegos Olímpicos de París 2024 están llenos de datos curiosos. Por ejemplo, son los primeros de la historia en lograr la paridad numérica entre hombres y mujeres: de los 10.500 atletas que participan, 5.250 son hombres y 5.250 mujeres.

Las pruebas de surf se diputarán en Tahití, a 15.000 km de Francia, y y además, los olímpicos que ganen una medalla se llevarán a casa un trozo auténtico de la auténtica Torre Eiffel, gracias a fragmentos de hierro que se extrajeron y conservaron durante las obras de renovación del monumento en el siglo XX. Pero estas curiosidades palidecen al lado de la extraordinaria historia del desaparecido y reaparecido maratoniano olímpico japonés Shizo Kanakuri.


Este 2024 la siempre exigente maratón será una de las pruebas estrella en París, con el gran Eliud Kipchoge tratando de ampliar su leyenda con un tercer oro olímpico. Pero las cosas eran muy distintas en los JJOO de Estocolmo 1912. Allí había un corredor especialmente motivado. Shizo Kanakuri era el primer atleta japonés clasificado para unos Juegos Olímpicos. Solo llegar desde Japón fue una odisea de más de dos semanas que requirió trenes, barcos y mucha paciencia. El joven de 20 años había establecido un año antes lo que se creía que era el récord mundial de la maratón y en Suecia aspiraba a hacer historia.


Pero apenas 25 km después de empezar la carrera... desapareció, como si hubiera sido abducido por extraterrestres.

Dos atletas sudafricanos fueron los primeros en cruzar la línea de meta en el estadio, y - el resto - uno a uno fueron llegando totalmente exhaustos. Pero Kanakuri nunca apareció y los oficiales de la carrera no pudieron encontrarlo.


Finalmente, los olímpicos hicieron las maletas y abandonaron la ciudad.


El mundo pronto entraría en guerra (Primera Guerra Mundial, de 1914 a 1918). Se cancelaron los eventos deportivos internacionales y - en Suecia - durante décadas, Kanakuri fue considerado oficialmente desaparecido.


UNA ODISEA DESAFIANDO AL DESTINO...


El protagonista de nuestra historia creció en un pueblo llamado Nagomi, situado en la isla occidental de Kyushu.

Su escuela primaria estaba a unos seis kilómetros de distancia de su casa y cada día llegaba corriendo. Este entrenamiento le resultaría muy valioso años más tarde, cuando decidió dedicarse en serio al atletismo. Su entrenador fue Kano Jigoro, creador del judo y responsable de la entrada de Japón en el mundo olímpico. 


Las autoridades olímpicas estaban ansiosas por dar la bienvenida a los países asiáticos y Kano seleccionó a un par de alumnos para competir en los JJOO de Estocolmo 1912.


NO FUE UNA EMPRESA FÁCIL.


Kanakuri y un joven velocista representarían a Japón, pero el deporte no era muy valorado en el país del sol naciente a principios del siglo XX. A los atletas se les negaron las ayudas del gobierno y tuvieron que recaudar fondos y pedir donaciones para poder viajar.


El desplazamiento a Suecia duró 17 días a través del tren Transiberiano y cuando por fin llegó a Estocolmo, las altas temperaturas de más de 30 grados, la comida local que no le sentaba bien y su pobre equipamiento deportivo no auguraban nada bueno para el valiente Kanakuri.


LA HISTORIA DE UNA EXTRAÑA DESAPARICIÓN.


En la carrera de 1912 tomaron la salida 68 corredores y tan solo 34 llegaron a la meta. Un corredor portugués fue hospitalizado y murió al día siguiente. Aquella fue la primera muerte registrada durante unos Juegos Olímpicos.


Kanakuri había recorrido unos dos tercios de la carrera cuando tropezó y se desvió de la carretera. Informes posteriores sugieren que se desmayó, quizá por un golpe de calor. En cualquier caso la carrera continuó y el corredor japonés se encontró en una granja, propiedad de la familia Petra. Amables, le dieron de comer zumo de frambuesa, fruta y rollos de canela, y le proporcionaron ropa nueva y un lugar donde dormir.


Kanakuri tuvo que lidiar con la decepción de lo ocurrido y la vergüenza por no haber terminado la carrera. Esto es lo que escribió en su diario al día siguiente:

- "Es la mañana siguiente a mi derrota. Me duele el corazón de arrepentimiento para el resto de mi vida. Pero el fracaso enseña el éxito y solo puedo esperar a que llegue el día con buen tiempo después de la lluvia para poder limpiar mi vergüenza. Si la gente quiere reírse, que se ría. Mostré la falta de fuerza física de los japoneses y sus habilidades inmaduras. No puedo cumplir con esta carga, pero morir es fácil y vivir es difícil. Para borrar esta vergüenza, trabajaré con todas mis fuerzas para pulir mis habilidades en el maratón y elevar el prestigio de nuestro país".


Los organizadores de la carrera, mientras tanto, no pudieron localizar a Kanakuri. Él nunca notificó su paradero a los funcionarios suecos. En lugar de ello, abandonó discretamente el país y regresó a Japón.


Al desconocerse su paradero, las autoridades lo dieron por desaparecido. Él, por su parte, siguió corriendo por Japón, decidido a honrar su nombre y el de su país. Al igual que su mentor, Kano, se dedicó a la educación y se le atribuye la creación de la carrera Ekiden, un relevo de larga distancia de varias etapas que sigue siendo popular en Japón.


UNA MARATÓN COMPLETADA FINALMENTE.


No está claro por qué los suecos no pudieron resolver el curioso caso del maratoniano desaparecido. Apenas se escondió y reapareció para competir en dos Juegos Olímpicos de verano posteriores.

Quedó 16º en los Juegos de 1920, pero no logró terminar el maratón olímpico de 1924.

La historia de su desaparición empezó a llamar la atención en torno al 50 aniversario de los Juegos de 1912.

El japonés se había hecho mucho más famoso que cualquiera de los medallistas de la carrera. De hecho, se convirtió en protagonista de numerosas leyendas urbanas en Suecia. Pero los mitos que rodeaban a Kanakuri se desmontaron cuando en 1962 el periodista Oscar Söderlund decidió seguir la pista del famoso olímpico en Japón.


En 1967, las autoridades suecas organizaron el regreso de Kanakuri a Estocolmo, donde se reunió con la familia Petra y también le invitaron a terminar por fin la maratón.

Celebraron una ceremonia, que tuvo una gran cobertura en los

medios de comunicación suecos.

Cuando por fin cruzó la línea de meta, se anunció que su tiempo era de: 54 años, 8 meses, 6 días, 5 horas, 32 minutos y 20,3 segundos.

Un locutor del estadio dijo entonces con mucha gracia:

- "Aquí concluyen todas las pruebas de los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912".


Kanakuri murió en 1983 a los 92 años... y aunque el calor del verano sueco acabó con sus sueños olímpicos en 1912, él nunca perdió el sentido del humor.

Al terminar por fin prueba que había comenzado 54 años antes, dijo a los periodistas:

- "Ha sido una carrera larga, pero durante ella he conseguido una esposa, seis hijos y diez nietos, y eso lleva su tiempo, ya saben".


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Puedes leer el texto original de Teófilo Barrientos en Facebook:

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Shizo Kanakuri en wikipedia:

https://es.m.wikipedia.org/wiki/Shizo_Kanaguri



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