¿Es "Tan Malo" que los niños tengan juguetes bélicos?
Yo nací en los inicios de los años sesenta, cuando la gran tensión mundial de la Guerra Fría amenazaba la Paz y hacía que el temor de una nueva guerra mundial llegara nuevamente. Por eso en los 60s se iniciaron los 1° pasos en la búsqueda de la firma de tratados para evitar la proliferación de armas nucleares y prevenir una eventual guerra nuclear.
Sin embargo mi niñez la viviría embebido en los acontecimientos posteriores a la 2° Guerra Mundial, pues esta había concluido hacía menos de 20 años y las producciones cinematográficas de Hollywood traían todos los años algún film de guerra, aparte de las series de TV o aquellas películas que habían servido de incentivo patriótico entre 1939 y 1945.
Debemos recordar que, durante la Segunda Guerra Mundial, EEUU utilizó el cine como una vía para transmitir a sus tropas y a su país el desarrollo de la Guerra, generalmente en forma de noticiarios, que eran transmitidos en los cines estadounidenses y en los cines de los países aliados.
La industria del cine contribuyó con su trabajo a animar a las tropas, realizando documentales y películas que servían para elevar la moral de los todos los estadounidenses.
El llamado "cine bélico" realizado en aquellos años llevaba una enorme carga propagandística, donde el heroísmo de los soldados estadounidenses (los buenos) queda siempre de manifiesto al hacer frente a los soldados de las potencias enemigas (los malos); potencias que iban contra todos los valores que Simbolizaba Estados Unidos: la democracia, la paz y la libertad.
Una Gran parte de esas películas de guerra eran las que los canales de la incipiente televisión chilena de los años 60s exhibían a sus televidentes. Aparte de series de TV como "Combate", "Los héroes de Hogan", "Convoy", "Los Tigres Voladores", "Los Comandos de Garrison" y otras.
Era lógico que -quienes nacimos en esos años- jugáramos a "la guerra" y que nuestros juguetes favoritos fueran un rifle y un casco. Que nuestros "héroes" fueran aquellos emblemáticos "norteamericanos" y que aquellos a quienes debíamos combatir -en nuestros juegos- fueran "alemanes" o "japoneses", los "malos" de nuestros juegos.
Todos nos peleábamos por ser el sargento Saunders o el "Doc" en aquellos añorados tiempos de "juegos de Guerra" de niños.
No puedo negar que lo pasábamos bien. Esos juegos ayudaron a forjar en parte nuestra personalidad, a ir desarrollando capacidades de liderazgo y a tomar roles que -más tarde en la vida- nos serían de utilidad. También esas series de TV me hicieron pensar, preguntar e investigar por qué esos alemanes, que parecían ser tan tontos, habían logrado conquistar casi toda Europa y el norte de África. Tal vez así fue como me hice adicto a la historia.
Sin embargo en nuestros días las recomendaciones de sociólogos y psicólogos indican que no debemos incentivar el uso de juguetes bélicos o que simbolicen la violencia en los niños.
¿Acaso nos afectó, a quienes fuimos niños en ese entonces, el masivo bombardeo de violencia, guerra y muerte? ¿Nos afectó el haber jugado a la guerra y haber matado a nuestros enemigos en los juegos?.
Hoy agradezco el haber podido vivir aquella época, el haber sido uno más de aquellos protagonistas de los tiempos, el haber sentido el incentivo de investigar y de aprender, el haber podido disfrutar de mi niñez viviendo la experiencia de esos juegos que nos hacían disfrutar y quedar rendidos hasta más no poder.
¿Es "Tan Malo" que los niños tengan juguetes bélicos?
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Sin embargo mi niñez la viviría embebido en los acontecimientos posteriores a la 2° Guerra Mundial, pues esta había concluido hacía menos de 20 años y las producciones cinematográficas de Hollywood traían todos los años algún film de guerra, aparte de las series de TV o aquellas películas que habían servido de incentivo patriótico entre 1939 y 1945.
Debemos recordar que, durante la Segunda Guerra Mundial, EEUU utilizó el cine como una vía para transmitir a sus tropas y a su país el desarrollo de la Guerra, generalmente en forma de noticiarios, que eran transmitidos en los cines estadounidenses y en los cines de los países aliados.
La industria del cine contribuyó con su trabajo a animar a las tropas, realizando documentales y películas que servían para elevar la moral de los todos los estadounidenses.
El llamado "cine bélico" realizado en aquellos años llevaba una enorme carga propagandística, donde el heroísmo de los soldados estadounidenses (los buenos) queda siempre de manifiesto al hacer frente a los soldados de las potencias enemigas (los malos); potencias que iban contra todos los valores que Simbolizaba Estados Unidos: la democracia, la paz y la libertad.
Una Gran parte de esas películas de guerra eran las que los canales de la incipiente televisión chilena de los años 60s exhibían a sus televidentes. Aparte de series de TV como "Combate", "Los héroes de Hogan", "Convoy", "Los Tigres Voladores", "Los Comandos de Garrison" y otras.
Era lógico que -quienes nacimos en esos años- jugáramos a "la guerra" y que nuestros juguetes favoritos fueran un rifle y un casco. Que nuestros "héroes" fueran aquellos emblemáticos "norteamericanos" y que aquellos a quienes debíamos combatir -en nuestros juegos- fueran "alemanes" o "japoneses", los "malos" de nuestros juegos.
Todos nos peleábamos por ser el sargento Saunders o el "Doc" en aquellos añorados tiempos de "juegos de Guerra" de niños.
No puedo negar que lo pasábamos bien. Esos juegos ayudaron a forjar en parte nuestra personalidad, a ir desarrollando capacidades de liderazgo y a tomar roles que -más tarde en la vida- nos serían de utilidad. También esas series de TV me hicieron pensar, preguntar e investigar por qué esos alemanes, que parecían ser tan tontos, habían logrado conquistar casi toda Europa y el norte de África. Tal vez así fue como me hice adicto a la historia.
Sin embargo en nuestros días las recomendaciones de sociólogos y psicólogos indican que no debemos incentivar el uso de juguetes bélicos o que simbolicen la violencia en los niños.
¿Acaso nos afectó, a quienes fuimos niños en ese entonces, el masivo bombardeo de violencia, guerra y muerte? ¿Nos afectó el haber jugado a la guerra y haber matado a nuestros enemigos en los juegos?.
Hoy agradezco el haber podido vivir aquella época, el haber sido uno más de aquellos protagonistas de los tiempos, el haber sentido el incentivo de investigar y de aprender, el haber podido disfrutar de mi niñez viviendo la experiencia de esos juegos que nos hacían disfrutar y quedar rendidos hasta más no poder.
¿Es "Tan Malo" que los niños tengan juguetes bélicos?
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Un abrazo y gracias